CONCHA GARCÍA Y SU “VASTA SED”: EL LENGUAJE, LA POESÍA, LOS CUERPOS.

Concha García es una de las escritoras españolas con mayor proyección internacional. Poeta, escritora de diarios y cuadernos de viaje, crítica literaria y ensayista, su obra sensible al simbolismo y a lo inconsciente nos revela una ética de la vida en lo colectivo con un discurso extraordinariamente lúcido centrado en la relación con una misma y en la insalvable soledad última del “estar en el mundo”.

Su prolífica obra reconocida con premios como el Jaime Gil de Biedma, el Barcarola de Poesía o el Aula Negra que concede la Universidad de León —por mencionar solo algunos— acaba de sumar un nuevo título aparecido en el catálogo de Editorial Cántico: Vasta sed. Quizá nos encontremos ante su libro más personal e impúdico por abarcar un tema especialmente complejo en la carrera poética de su autora: la poesía erótica. Pero decir que Vasta sed es un poemario erótico sería pobre, porque la sensualidad presente en él está recorrida por tres capas de lectura que le añaden crítica y profundidad. Por un lado, nos encontramos ante una revisión desde el tiempo. Concha García vuelve a la poesía erótica de su juventud partiendo de su madurez, transformando este poemario en un ejercicio de reencuentro con “otra sí misma” que ya no es la que era. Por otra parte, no encontramos con un erotismo que hace conciencia y reivindicación de género: una poesía por y para mujeres. Y en tercer lugar, una erótica que da el salto de lo personal a lo político reflexionando en el sentido de la ocultación y el desvelamiento en lo social. Con este poemario, Concha García nos ofrece una versión de ella absolutamente luminosa y esencial, que hace de la poesía erótica un pódium de la lealtad a una misma.

Con motivo de la aparición de esta “Vasta sed” hemos querido formularle la siguiente entrevista:

  • En esta obra rescata poemas que se corresponden con libros escritos por usted de una etapa pasada. ¿Qué le ha impulsado más a la hora de escribir “Vasta sed”?

Más bien se trata de elegir aquello que ya estaba escrito, con muy pocas correcciones, eso sí. La experiencia, más que de escritura, es de relectura: aquellos poemas que son estos poemas, quedaron desgajados de su hilo argumental al estar en libros donde el erotismo, o cierta manera de pensar y sentir el erotismo, no fue el hilo conductor. Tenerlos ahora en un libro, es como redescubrirlos y cubrirlos de presente.

  • ¿Qué lecturas o escritores marcaron su inicio e influyeron en sus obras? 

Siempre Pessoa y sus heterónimos, también Adrianne Rich, Anne Sexton, lecturas muy diferentes, me gustaba mucho John Ashbery y sus juegos de lenguaje y significaciones, pero también leía a Paul Celan y Wallace Stevens. Me gustaba la poesía de Cristina Peri Rossi, fue una novedad en aquellos tiempos. Como ves me he nutrido de traducciones, siempre he sido muy curiosa, por supuesto leía poesía en lengua española: García  Lorca, Antonio Machado, Vicente Aleixandre, Luís de Góngora,  Miguel Hernández, Sor Juana Inés de la Cruz, Octavio Paz, y todo lo que me encontraba en librerías de viejo, entonces, abundantes en Barcelona, además de leer a poetas de mi generación. He leído mucho. Soy curiosa, no por obediencia.

  • “Vasta sed” nos muestra el erotismo de una forma sutil y muy rica en detalles. ¿Cómo logra expresar estos matices?

No lo sé, la verdad es que el poema no se piensa, se escribe y ya está. Lo que no puede decir el cuerpo lo refleja la escritura, es una transferencia interesante.

«Soy curiosa, no por obediencia

  • Su poesía es de una delicadeza exquisita. ¿Probablemente sea un síntoma de poesía femenina o no encuentra diferencia entre la poesía de los géneros?

No encuentro diferencia entre los géneros, solo que la historia nos ha dejado en la cuneta. Muchos siglos desaparecidas o borradas dan como resultado la necesidad de ocupar el lugar simbólico que nos ha sido negado. La delicadeza no es un atributo de lo femenino, lo femenino como una dimensión de la identidad de género. Estamos viviendo la fragmentación de todas las verdades que nos han contado, entre ellas, la creencia de que lo masculino se opone a lo femenino. Pero no olvidemos que tantos años de hegemonía masculina deja también hombres heridos. 

«Lo que no puede decir el cuerpo lo refleja la escritura…»

  • ¿Cuáles son los más grandes prejuicios de la sociedad española en cuanto a la sexualidad, el deseo y el erotismo?

No lo sé, intuyo que tantos años de represión, de contemplar la sexualidad en relación a la procreación, el infantilismo, el sentimiento de posesión, la falta de libertad, los tabúes, toda una gama de relaciones sexuales que existen y sin embargo solo hemos tenido un modelo, como si el cuerpo no existiera… Ignoro lo que sucede ahora mismo entre la juventud, cómo se relacionan, te puedo decir que la sexualidad no acaba nunca y que no existe una edad. Somos cuerpo y deseo, con el tiempo te vas desprendiendo de la culpa, esa culpa que tanto daño ha hecho a la sociedad, y, sobre todo, a nosotras, las mujeres.

«No encuentro diferencia entre los géneros…»

  • ¿Qué aportan los escritores de poesía erótica a la sociedad actual?

No tengo ni idea. Lo que he leído es poco. Me gusta el erotismo insinuante, nada grosero, pero me temo que estamos en un momento en que prima lo carnal puramente a falta de un lenguaje que abra posibilidades, si nos quedamos sin lenguaje el cuerpo se cierra y embrutece. Solo hay que observar e intuir el desastre que ya tenemos encima con la tecnología y el secuestro de la propia libertad. No es que la tecnología sea mala en sí, pero si impide que el conocimiento vaya emparejado con lo que nos ofrece lo tecnológico estamos ante una situación como nunca para ser manipulados y empobrecidos sexualmente. 

«Si nos quedamos sin lenguaje el cuerpo se cierra y embrutece…»

  • ¿Si pudiera cambiar algo a través de su obra, qué sería?

Me gustaría que la gente leyera más poesía, que no se conforme con poemas de una sola capa, que se arriesgue y curiosee en el complejo mundo de las metáforas y del inconsciente. Pienso que quien sabe apreciar la poesía adquiere un mayor nivel de conciencia crítica, por eso, quizás, ese empeño en trivializarla, en convertirla en objeto de consumo por parte de algunas editoriales y premios. La poesía es resistencia y además un estado fuera del tiempo y el espacio. 

Vasta sed
Editorial Cántico, 2020172 págs. PVP: 12 €
ISBN 978-8412208146