La chica del espejo, de Elizabeth Garver Jordan

Muy probablemente a la mayoría de vosotros no os dirá nada el nombre de Elizabeth Garver Jordan. Para mí era una completa desconocida hasta que este libro cayó en mis manos. Desgraciadamente, esto es algo que ocurre mucho: mujeres con talento que permanecen bajo la sombra de un hombre o prácticamente en el anonimato. Quiero creer que este no es el caso de Elizabeth Garver Jordan. Que no permaneció bajo la sombra del también escritor Henry James, con quien estuvo relacionada, y que su anonimato no es tal, sino simple y puro desconocimiento de su obra en estos pagos al no haber sido antes traducida al castellano. Quiero creerlo así porque realmente la vida de esta mujer fue muy interesante. Nacida en 1865 en Milwaukee, Wisconsin, Elizabeth consagró su vida a las letras. Fue escritora, periodista, sufragista y editora en la revista Harper’s Bazaar. Sin embargo, no sé por qué extraña razón, sus obras, bastante numerosas, no han sido nunca traducidas al castellano.

Es por eso que valoro muchísimo el esfuerzo realizado por Marta Sarrión Lana y la dedicación que ha puesto al haber sido la primera persona en traducir una de sus novelas al castellano. En este caso se trata de La chica del espejo, una novela de intriga y suspense que realmente merece la pena descubrir.

Nos encontramos a primeros del siglo pasado, en la pequeña ciudad de Devondale, Ohio. La novela arranca con la boda de Bárbara Devon, una mujer de lo más distinguido y hermosa. Todo el mundo quiere asistir al enlace más importante que tendrá lugar en Devondale y las calles se han engalanado especialmente para recibirla. En la boda se encuentra también Laurie, el hermano de Bárbara. Laurie es un joven de veinticuatro años tremendamente atractivo, pero cuyo carácter y andanzas en el pasado le han jugado alguna que otra mala pasada. Es por ello que Bárbara decide pedirle un favor muy importante a Epstein y Bangs, amigos de su hermano. Mientras ella esté fuera durante su luna de miel, ellos deberán hacerse cargo del hermano en Nueva York y cuidar que no se meta en ningún lío. Por supuesto, los amigos acceden a la petición de Bárbara. Quién podría negarle nada a esa mujer.

Por su parte, Laurie piensa que ya está cansado de las ataduras a su hermana. Por supuesto, la quiere, pero no puede seguir siempre bajo sus riendas. Esta vez debería aprovechar para comenzar a vivir su propia vida, una vida en la que los vicios como la bebida y el juego ya no tengan cabida.

Así, nos trasladamos a Nueva York, donde Bangs, Epstein y Laurie continúan con sus vidas. Con el paso de los días Bangs le reprocha a Laurie que lleva demasiado tiempo holgazaneando y que debería volver a tomar las riendas de su vida. Sin embargo, antes de que Laurie pueda decidir nada, se ve atrapado en una trama de lo más extraña. Desde la ventana de su dormitorio puede ver cómo en el piso de enfrente, una hermosa joven se contempla en el espejo. Desde esa primera visión de la joven a través del espejo, Laurie quedará atrapado por la dama y decide que tiene que saber todo sobre ella. Sin embargo, la Srta. Mayo, La chica del espejo esconde más secretos y misterios de los que nadie nunca podría imaginar. Decidido a enfrascarse en esta nueva aventura, Laurie le promete a la misteriosa mujer que la ayudará en todo lo que sea, aunque eso signifique caer con ella.

Así es como Laurie se ve inmerso en una trama llena de suspense, en la que descubre que hay más personas involucradas, como el señor Herbert Ransome Shaw, quien persigue a la misteriosa mujer donde quiera que vaya. Persecuciones, secuestros, escapadas, peleas, amenazas y, sobre todo, mucho misterio envuelve la trama de La chica del espejo. Sin duda, se trata de una novela muy entretenida, bien escrita y que atrapa al lector, irremediablemente, entre sus redes. He disfrutado mucho leyéndola, tratando de resolver de la mano de Laurie todos esos misterios que rodean a La chica del espejo y, sorprendiéndome con un desenlace que no había visto venir.

Como os decía antes, valoro muchísimo el esfuerzo de Marta Sarrión Lana al haberse atrevido a traducir por primera vez esta novela al castellano, pues a gracias a ella he conocido a una autora muy interesante. Además, esta edición cuenta con las cuatro ilustraciones originales que aparecen en la primera edición publicada en 1919. Todo un acierto.