Una revolución de las almas de Hashim Cabrera

Tanto la biografía personal como la historia colectiva, tanto el yo como el nosotros, son expresión de un desenvolvimiento de la conciencia, de una distensión que unas veces opta por la vida, la cultura, el diálogo y la cooperación y otras muchas lo hace por la muerte, la diferenciación forzosa y la exclusión.

En ambos casos el ser humano está expresando una inclinación a resolver sus tensiones, cruzamientos y contradicciones estructurales, una necesidad de encontrar la paz y el equilibrio. Pero las guerras y los conflictos se suceden interminablemente para recordarnos en nuestras propias carnes el valor de una paz que no llega a serlo en absoluto, sino tan sólo un simple apeadero donde descansar y tomar aire para volver de nuevo a la lucha.

Los libros revelados y un sinnúmero de tradiciones espirituales nos hablan de ese esfuerzo que los seres humanos hemos de hacer en la senda de la realidad si queremos alcanzar una paz verdadera, vivir una vida plena e integral…

Entrevista

Redacción: Editorial Cántico acaba de publicar el libro “Una revolución de las almas”, un ensayo del artista plástico, escritor y poeta Hâshim Cabrera. Tenemos entre las manos una obra que nos habla de los entresijos de la globalización, ¿qué intención late entre los renglones de este libro?

Hâshim Cabrera: Bueno, esta obra es una especie de síntesis de un largo proceso de pensamiento llevado a cabo durante más de dos décadas. Es fruto de mi actividad periodística como director de la revista de información y análisis Verde Islam y del portal de Internet www.webislam.com, hoy tristemente inactivo, donde publiqué decenas de artículos, entrevistas y ensayos sobre distintos temas de actualidad: geopolítica, arte, cultura, pensamiento, etc. El libro es, en cierta medida, un resumen de las conclusiones a las que he ido llegando durante este período.

Redacción: ¿Cuáles son los temas que tratas en el libro?

Hâshim Cabrera: En mi labor analítica me ha interesado sobre todo el proceso de construcción ‘del otro’, las estrategias de comunicación que se han usado sin ningún pudor para tratar de legitimar los conflictos y enfrentamientos en estas últimas décadas del cambio de siglo y de milenio, la creación de estereotipos, el exagerado desarrollo de la tecnología, etc. Por supuesto que en dicho análisis ocupa un lugar especial el papel jugado tanto por los orientalistas como por los musulmanes, no tanto en cuanto a creyentes de una determinada religión sino que más bien analizo el rol de los poderes denominados ‘islámicos’, basados en la riqueza generada por el petróleo.

“me ha interesado sobre todo el proceso de construcción ‘del otro’, las estrategias de comunicación que se han usado sin ningún pudor para tratar de legitimar los conflictos”

Redacción: Existe en el texto una clara autocrítica. Podría pensarse que, aun siendo tú musulmán, te sitúas al margen de esta comunidad ¿Qué puedes decir al respecto?

Hâshim Cabrera: La autocrítica en el seno de la comunidad islámica es una necesidad más que perentoria, sobre todo si tenemos en cuenta, como te decía antes, el papel tan lamentable que ciertos poderes —y me refiero concretamente a las élites árabes enriquecidas por el petróleo— han jugado y aún lo están haciendo, aunque con menos vigor, en la propagación del fundamentalismo y del fanatismo, así como su apoyo incondicional al imperialismo anglonorteamericano y a su modelo económico neoliberal. Es cierto que no han sido los únicos aliados, pero sí de los más importantes.

Ahora vemos cómo ese viejo sistema se resquebraja y caminamos hacia un modelo multilateral donde tienen cabida otros actores, un paradigma tal vez menos belicista aunque siga manteniéndose dentro del modelo de economía de mercado capitalista. El exagerado desarrollo tecnológico, la robotización, las redes sociales, etc., están modificando sustancialmente el viejo modelo y es probable -como sostienen algunos analistas que cito en el libro- que paralelamente vayamos retornando a un cierto humanismo dentro del proceso globalizador.

“Ahora vemos cómo el viejo sistema se resquebraja y caminamos hacia un modelo multilateral donde tienen cabida otros actores, aunque siga manteniéndose dentro del modelo capitalista.”

Redacción: A medida que avanzamos en el ensayo vamos estrechando el cerco y aproximándonos a realidades más cercanas social y culturalmente hablando. Tú te remites a ciertos períodos de la historia, a Al Ándalus, a Córdoba, como referencias de sociedades interculturales que tenían muy en cuenta la diversidad, que podrían -según afirmas- aportar soluciones. ¿Sería realmente esto posible?

Hâshim Cabrera: No sólo posible sino necesario. Sin ánimo de idealizar otros tiempos podemos encontrar, por ejemplo, referencias valiosísimas sobre las relaciones interreligiosas e interculturales en la historia andalusí. Aunque es cierto que no fueron ocho siglos de dorada convivencia intercultural sino tres siglos como mucho, ese tiempo es enorme y muy valioso si lo comparamos con situaciones vividas en otros tiempos y lugares, normalmente muy conflictivas. Por eso he hablado extensamente del espíritu que surgió en la Córdoba de los años ochenta del pasado siglo, una ciudad que entonces reivindicaba la cultura, el arte, la vida intelectual y ética y que, desgraciadamente, ha desembocado en la ‘venta de la ciudad’ a la industria cultural, sobre todo a la industria turística.

El mercado lo está devorando todo: la cultura, el arte, la memoria, las identidades…, todo es susceptible de convertirse en un valor de cambio, en objetos vendibles…

Redacción: En el libro hablas de los riesgos inherentes a la evolución tecnológica. ¿Crees que el exagerado desarrollo que está experimentando la tecnología y el uso que se le está dando acabará por deshumanizarnos?

Hâshim Cabrera: En realidad, ya desde finales del siglo pasado hemos estado viviendo una aceleración del proceso deshumanizador, pero no debemos perder de vista ciertas realidades imponderables que pueden revertir esa tendencia. La dedicatoria del libro al pensador cordobés Esteban Díaz va en esa dirección.

La robotización va a mandar al paro a millones de personas en todo el mundo. La jornada laboral habrá de reducirse y la implantación de la Renta Básica Universal será una realidad más pronto que tarde. Todo eso puede hacer que volvamos de nuevo los ojos a la lectura, a la naturaleza, a las humanidades, tal como nos asegura el joven filósofo alemán Markus Gabriel, a quien cito en libro. Esa es la otra cara de la moneda globalizadora que quizás todavía no alcanzamos a vislumbrar.

“La jornada laboral habrá de reducirse y la implantación de la Renta Básica Universal será una realidad más pronto que tarde.”

Redacción: ¿De dónde surge el título “Una revolución de las almas”?

Hâshim Cabrera: Hoy necesitamos más que nunca volcarnos hacia nuestro interior. La modernidad ha supuesto un proceso de exteriorización, de objetivación, en todos los ámbitos de lo humano, que hemos de revertir por una mera cuestión de homeostasis. Necesitamos cultivarnos interiormente. Ahora sentimos con bastante claridad que la modernidad y, sobre todo, la posmodernidad, han dibujado un ser humano sin alma, desalmado. Se ha hablado de tiempo faústico para referirse a estos tiempos modernos y no es por casualidad, y todo ello dentro de un proceso en que la filosofía ha jugado un papel más importante de lo que a primera vista pudiera parecer.

Ya no necesitamos más banderas, sobran doctrinas e ideologías, pero sí necesitamos valores, unos valores que siempre han surgido de la vida interior, del corazón humano, de ese núcleo donde se asienta el sentimiento de lo sagrado y que hoy se encuentra —como les ocurre a las distintas etnias, lenguas y culturas— amenazado por el proceso globalizador, homogeneizante y desacralizador del que nos habló René Guénon ya a comienzos del siglo pasado. Por eso he titulado el ensayo “Una revolución de las almas”, por la convicción profunda que tengo de que, si nos pulimos interiormente y los seres conscientes alcanzamos una cierta masa crítica, seremos capaces de construir entre todos algo tan bello y útil como necesario.

“sobran doctrinas e ideologías, pero necesitamos valores, unos valores que siempre han surgido de la vida interior, del corazón humano.”