Cuervos Blancos Palomas Negras de Antonio Guisado

«Al parecer debía escribir algo que les advierta sobre lo que se cuenta entre el título y las tres letras del final. Es más, me veo obligado, ya lo entenderán. Una contraportada vacía es difícil de digerir; casi tan difícil como escribir un buen principio, no digamos un libro. Siempre he pensado que en una novela es importante un principio de esos buenos. Ya saben, una o dos de esas frases acertadas e impactantes que perduran; de esas que se quedan y enganchan, que invitan a seguir leyendo. A veces no hace falta más. No corran, este no es el caso. Es casi, casi tan difícil como elegir un buen título. Así que lo único que me atrevo a prometerles es que si consiguen acopiar una mínima fuerza de voluntad para continuar tras ese primer par de párrafos, me acompañarán sin remedio y bucearán en la historia arañando páginas, y querrán saber, saber toda la verdad, y hasta quizás cerrarán el libro o lector con vehemencia para salir a buscarme mientras aún rebote en el sillón, a mí, el narrador de esta historia, para soltarme un par de cosas a la cara, sean palabras o no; o igual me comprenden y se ponen en mi lugar, y hasta nos fundimos en un abrazo cómplice. Total, yo podría ser cualquiera de ustedes. ¿No les basta? El caso es que no tengo del todo claro cómo anticiparles lo que leerán. Ya me cuentan ustedes.

Jo, supongo que si quitamos la paja podría decirse que es la historia de cuatro amigos a quienes se les torció la vida».

Una novela que sorprende, inquieta, desconcierta y no deja indiferente; un protagonista al que no sabrán si amar u odiar; unos personajes entre los que elegirán para reflejarse. Sangre; sexo; cárcel; actualidad; negocios; maldad; humor; lujuria; amistad; traición; muerte… y vida. Una novela de la que agradecerán no saber más hasta devorarla.