21 días de ira, de David Casals-Roma

David Casals-Roma, guionista y director de cine, ha publicado su primera novela, 21 días de ira. Esta novela es la lucha entre una mujer que representa la ley y un asesino en serie.


Zoe Natan, miembro del departamento policial de la policía, se encarga de investigar el caso de unos hombres asesinados brutalmente justo después de que estos salgan de prisión. En una Lérida envuelta siempre en una espesa niebla,

Zoe se enfrentará al lado más cruel del ser humano y al lado más terrible de su pasado.
La protagonista de 21 días de ira comparte, aunque sólo en parte, la oscuridad del temible asesino en serie que deja en los cadáveres citas de poemas Hijos de la ira de Dámaso Alonso. Pero Zoe, mientras se ve envuelta por la investigación se dará cuenta de que las heridas de su pasado no están aún cicatrizadas y la muerte de su hermano, ocurrida diez años ago, va a volver a atormentarla.


Tanto Zoe como el asesino comparten muchas cosas. Ella es una mujer que arrastra una enfermedad que a veces la incapacita pero cuyo sentido del deber hará que deje todo de lado hasta encontrar al asesino. Los dos sienten desprecio por las injusticias que los hombres cometen y, aunque ella se mantiene dentro de la ley, coincide con el asesino en el desprecio que les causa el mal.


Lo que me gusta de 21 días de ira es que pone de manifiesto que todos tenemos secretos y que los héroes tienen partes oscuras y los antihéroes pueden tener partes buenas y motivaciones que a ellos les parecen justas.
21 días de ira trata con crudeza el ambiente carcelario, tomando a veces más importancia que la investigación en sí. Las prisiones que teóricamente son lugares en los que los delincuentes deben rehabilitarse, simplemente son fábricas de ira. En ellas tienen que convivir ladronzuelos de poca monta con asesinos en serie, allí son todos iguales. Los reclusos acaban siendo incapaces de volver a la sociedad que les ha encerrado y que les ha empujado a ser partícipes de situaciones que ningún ser humano merece. Muchos de ellos son obligados a soportar, con resignación, humillaciones continuadas con la indiferencia de unos funcionarios acomodados e incapaces de mejorar el la situación terrible de este microcosmos. Los delincuentes se convierten en la cárcel en víctimas. En el exterior muchos no encuentran su sitio, saben que es muy probable que acaben reincidiendo. A esto hay que añadir que un asesino en serie les está esperando fuera.


David Casals-Roma ha conseguido escribir una novela muy original que hace que el lector se vea envuelto en la niebla y en la oscuridad de una ciudad que guarda muchos misterios.