Reseña de Nuevas historias de Bernardo Ambroz de Fernando de Villena

Fernando de Villena (Granada, 1956) es un escritor español y miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, con una tesis sobre el poeta cordobés del siglo XVII Luis Carrillo de Sotomayor. Ha publicado novelas, varios libros de crítica literaria y poemarios. Su obra poética nace influida por la belleza y perfección formal de la poesía de los siglos de Oro, para abrirse más tarde a influencias contemporáneas. Cada uno de sus libros es una aventura distinta, unidos por el culto a la palabra, el amor al pasado, el gusto por las imágenes nuevas y por el color, la emoción ante la naturaleza, ante algunas obras del hombre y, sobre todo, por la búsqueda incesante de lo bello y lo misterioso.

En 2011 publicó las Historietas de Bernardo Ambroz y ahora, siete años después, ve la luz la continuación de esas narraciones, en las que continúan las andanzas de estos dos entrañables personajes creados por la pluma del escritor granadino. Novela con estructura de conjunto de relatos, cervantina hasta la médula pero ambientada en los primeros años sesenta, es esta narración en la que el autor usa dos quijotescos protagonistas que nos transportan a una Andalucía que podría ser perfectamente la Mancha: Bernardo Ambroz, viajante de seguros, y su ayudante Juanito, cuyas diferencias con Sancho Panza estriban más en su complexión robusta, grande y juvenil, pero cuyo pragmatismo, amor a la comida y buen vivir le hacen ser casi un doble del personaje cervantino. Ambroz, por su parte, ejerce de Alonso Quijano con la variante contraria de la sensatez, pero el amor a los libros y al arte, la tendencia a ayudar al desvalido y menesteroso le convierten en un moderno quijote andaluz.

Ambroz y Juanito viajan a bordo de un flamante Seat Seiscientos –todo un lujo, recién estrenado―por toda Andalucía, pueblo a pueblo, para dar cumplimiento al sufrido trabajo de agente de seguros rural. Recorren la geografía andaluza, disfrutan de la gastronomía popular, de las fiestas y de alguna que otra desgracia, mostrándonos el vivir cotidiano de gentes simples, afables más o menos, pero en general amables y de buen trato. No es la Andalucía de pandereta y flamenco, es la Andalucía del pueblo llano, el trabajo, aunque también la siesta. Sin ver a la familia más que los fines de semana, este impagable trabajador, inasequible al desaliento, recorre plazas y mercados, mesones y hoteluchos, a la vez que admira las bellezas del paisaje y los restos del pasado histórico, así como de rato en rato, lee con placer y fruición los libros que lleva como alimento del alma, mientras Juanito se alimenta de bocadillos de chorizo y atún con cebolla, y trata de dar salida a sus bullentes hormonas juveniles, belicosidad y capacidad para buscarse líos y dar quebraderos de cabeza a su jefe.

De Villena capta perfectamente la España de aquellos años, la España provinciana y rural, del pan con aceite, de la guardia civil y los gitanos, del estraperlo y las estafas miserables, de los primeros coches, los primeros televisores y los «juegos reunidos Geyper» y el parchís. Parece que estemos viendo cualquiera de las películas del primer Berlanga, y a la vez parece que revivamos a Cervantes en una actualidad que algunos aún recordamos haber vivido.

Plagada de anécdotas y aventuras curiosas, divertidas, de personajes típicos y en general entrañables, por la calidad humana de lo que nos cuenta y por el espléndido uso del lenguaje, y además (en la publicación de Port Royal), ilustrado con una serie de divertidos dibujos de Jose Antonio López Nevot, este libro de De Villena entretiene, divierte, hace sentir cariño por esos personajes que sufren y gozan, malviven y sobreviven, adaptándose a lo que les toca con un espíritu muy reconocible para los que hemos conocido esos años. El lector disfrutará y pasará un rato muy agradable con esta amena y muy correcta lectura.

También de este autor: HISTORIETAS DE BERNARDO AMBROZ  (Ed. Port-Royal, 2011)

Fuensanta Niñirola