La tensión ha ido en aumento en White River. El inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de un policía local inquieta a una población económicamente deprimida y racialmente polarizada.Se han pronunciado discursos incendiarios. Han empezado manifestaciones airadas. Ha habido casos aislados de incendios y saqueos.En medio de toda esta agitación, un francotirador mata a un agente de policía y la situación se descontrola. El fiscal de distrito del condado acude a Dave Gurney, detective de homicidios retirado del Departamento de Policía de Nueva York, con una extraña propuesta: quiere que Gurney lleve a cabo una investigación independiente del homicidio y que le informe directamente a él.

Pese a tener algunos recelos sobre la singular oferta, Gurney termina por aceptar el encargo. Sus dudas se intensifican todavía más cuando conoce al tremendamente ambicioso jefe de policía local, en cuyos métodos agresivos y posiblemente ilegales podría hallarse el origen de la inquietud de los ciudadanos.

La situación en White River se vuelve realmente tensa cuando se producen más muertes en lo que parece ser una escalada de venganzas. Sin embargo, cuando Gurney se pregunta por la verdadera naturaleza de todo este baño de sangre y se centra en aspectos peculiares de cada uno de los homicidios, el fiscal del distrito le ordena desvincularse de la investigación.

Obsesionado con los indicios que no corroboran la versión oficial de los hechos, Gurney decide actuar por su cuenta. A pesar de la intensa oposición de la policía, así como de peligrosos fanáticos que acechan en las sombras, Gurney empieza a descubrir un asombroso entramado de engaños, entre ellos, lo que podría ser el plan de incriminación más diabólico jamás concebido.

La respuesta a esta tenaz investigación se vuelve cada vez más violenta a medida que Gurney se acerca a la verdad que se oculta tras los crímenes. Al final, cuando logra desenmascarar al monstruo que maneja los hilos, Gurney descubre que en White River nada es lo que parece.

DOSIER DE PRENSA John Verdon, Arderás en la tormenta

En librerías el 7 de junio.

Presentaciones en:

7 y 8 junio, Madrid.

12 de junio, Bilbao.

13 de junio, Girona.

14 de junio, Barcelona.

John Verdon vuelve a poner en acción a David Gurney en esta sexta novela protagonizada por el que fuera inspector de homicidios de la policía de Nueva York durante 25 años.

John Verdon asesta un duro golpe a la manipulación informativa y a la creación de noticias a la carta, en la nueva entrega de su detective David Gurney.

En plena efervescencia del fenómeno mundial de las fake news, Arderás en la tormenta, pone al descubierto la mala praxis periodística al servicio del poder.

Gurney vive retirado con su esposa Madeleine en una antigua granja del ficticio Walnut Crossing, en el condado de Delaware, a 200 km de Manhattan. Rodeados de bosques, pastos y lagos, han cambiado el frenético bullicio de la gran metrópolis y una reconocida distinción a su trayectoria profesional por una vida tranquila.

En ocasiones, la calma del matrimonio Gurney se ve interrumpida cuando David es solicitado por amigos o antiguos compañeros para resolver algún caso.

A menudo, su participación en estas investigaciones ha puesto en peligro su integridad física e incluso ha dejado secuelas emocionales en Madeleine.

En Arderás en la tormenta lo encontramos en plena prospección de un hallazgo que ha hecho en la finca de su propiedad, a escasos metros de la casa donde viven: una antigua edificación de la época colonial que esconde un escabroso secreto del pasado.

Justo cuando decide compartir su descubrimiento con el doctor Walter Thrasher -médico forense del condado y experto en antropología de ese periodo histórico- recibe la llamada del fiscal de distrito, Kline Sheridan, reclamando sus servicios para resolver el homicidio de un agente de policía del cercano municipio de White River.

La ciudad se halla inmersa en una serie de altercados, saqueos y constantes incendios que se concentran en Grinton, el barrio más degradado y con más densidad de población negra. Las manifestaciones se convocan en el primer año de la muerte de un activista de la UDN (Unión de Defensa Negra) en un control policial. Estas protestas, a su vez, han provocado la reacción de los grupos políticos supremacistas blancos, que reivindican la abolición de privilegios especiales a las minorías.

El conflicto racial está a punto de estallar y convertirse en motín. La tensión aumenta con la aparición de los cadáveres de dos fundadores de la UDN, asesinados de manera cruenta y vejatoria, y con la muerte de otro agente de policía, que seguía las pistas de estos casos.

Por su parte, y de manera fortuita, Gurney asiste con Madeleine a la recepción que ofrece el potentado Marvin Gelter, de ideología declaradamente racista y propietario de la cadena de televisión RAM-TV. En la extravagante mansión de los Gelter se da cita la élite del condado. La sala donde se sirve el cóctel está presidida por una inmensa pantalla donde se está proyectando en directo el informativo sensacionalista que da cuenta de la muerte del policía John Steele.

El contraste con los ambientes que ha tenido que frecuentar en las últimas semanas y la sospecha de que los hechos no son lo que parecen llevan a Gurney a decidir aceptar la oferta del fiscal del distrito, Kline Sheridan. Pero la incomodidad que provocan sus pesquisas hace que los poderes locales le insten a abandonar la investigación y a entregar sus credenciales. Este hecho acrecentará, más si cabe, el interés de Gurney en buscar la resolución por su cuenta. Además, las mujeres de John Steele y Rick Loomis, los dos policías abatidos, le piden que indague en lo que ellas consideran unas muertes instigadas desde las cúpulas de poder.

Con su dilatada experiencia en el cuerpo de policía de Nueva York, sus dotes de observación y su sexto sentido para poner en duda las apariencias, Gurney va tirando de los hilos de cada una de las supuestas evidencias hasta dar con el origen que relaciona todos los crímenes. El complejo entramado -que no se desvela hasta prácticamente la última de las 500 páginas- es obra de una mente atormentada y maquiavélica.

 

David Gurney. Su entorno natural y humano.

El inspector David Gurney ha sobrepasado la cincuentena y ha optado por el aislamiento en el mundo rural, llevado más por la determinación de su mujer para que tuviera una vida más relajada y segura, que por su propia voluntad. Inteligente, frío, recto, sincero, modesto e íntegro, no sabe vivir sin la pasión por descubrir cómo funcionan las cosas o sin resolver casos delictivos. Conserva el dominio del argot y de los procedimientos policiales, judiciales, de medicina forense, farmacológico, armamentístico y del mundo audiovisual que en su día le convirtieron en leyenda gracias a la periodista Connie Clarke, que lo catapultó a la fama como un “superpolicía”.

Sabemos de la frugalidad de su dieta, de sus hábitos abstemios, de su complexión todavía atlética, de la necesidad de mantenerse en forma, de su impecable organización del tiempo y de su rigurosa puntualidad. Pero en Arderás en la tormenta observamos además una incipiente complacencia por su nueva forma de vida, que nace de la preocupación por el estado anímico de Madeleine.

A lo largo de novelas anteriores los Gurney han ido añadiendo, ellos mismos, elementos al conjunto de su antigua casa de labranza: el gallinero, unos parterres, un vivero…, y ahora proyectan la construcción de un garaje. Parece como si fueran consolidando su asentamiento e incardinándose en el entorno. Sorprende el conocimiento de la flora y fauna autóctona y de las plantas ornamentales que imprime Verdon en su protagonista

John Verdon se vale de dos personajes contrapunto para darle relieve a Gurney: su mujer, Madeleine, que emerge sobre los demás de manera incuestionable, y su antiguo compañero del cuerpo de policía de Nueva York, Jack Hardwick.

Madeleine dejó de ser para David la mujer monolítica y segura en el suceso que se dio en la anterior novela, pero sigue siendo quien mejor le conoce. Su opinión y sus propuestas -tanto a nivel personal como profesional- son consideradas y respetadas por el detective, y a través de ella recordamos tramas del pasado. Sus intervenciones son psicoanálisis en estado puro.

Jack Hardwick, por el contrario, es más primario. Tiene un carácter agrio, fue relegado de sus funciones y conserva el olfato policíal, así como valiosos contactos que le proporcionan información siempre que la necesita.

Mark Torres es agente de policía en White River. De origen sudamericano, Torres admira a Gurney. Ha asistido a sus seminarios y aplica máximas como la de analizar aquello que no encaja, porque suele ser la clave del caso. Aunque ejerce como jefe de Investigación, su papel en la novela es el del aprendiz adelantado que ya vuela solo y que elabora sus propias teorías. Y también es la vía para que afloren los valores de Gurney sobre el orden, la aplicación de la ley y las dudas sobre prácticas corruptas e irregulares observadas en sus superiores.

En la reunión de los poderes fácticos de White River para coordinar la investigación y dosificar la información, se dan cita a una serie de perfiles prototípicos: Dell Beckert, el jefe de policía con ambiciones políticas; Judd Turlock, su mano derecha, criminal-xenófobo en su juventud; Kline Sheridan, el fiscal del distrito; Dwayne Shucker, el alcalde, y Goodson Cloutz, el sheriff invidente. Todos ellos, con Marv Gelter dirigiendo la línea editorial de la RAM-TV, son descendientes de familias adineradas que amasaron fortunas explotando esclavos en plantaciones de tabaco o algodón y que no se resignan a perder su statu quo. El hijo de Dell Beckert, Cory Payne, y el resentimiento incubado contra su padre, es el canal que utiliza Verdon para introducir el papel de la familia y las herencias no materiales.

Maynard Biggs es la encarnación del líder espiritual de la comunidad. El hombre sabio que promueve el respeto, la humildad y la tolerancia como base de la convivencia. Es el autor de una de las frases claves en la novela: “El racismo es una navaja sin mango. Corta tan profundamente a quien la empuña como a la víctima”.

Los hermanos Gort son quienes aportan el elemento de la animalidad. El monstruo que vive en el bosque y que aparece en el imaginario de cualquier sociedad. Una fuerza maligna de la naturaleza que siempre había formado parte de las vidas de los habitantes de White River.

Stacey Kilbrick y Rory Kronck son los presentadores del informativo de RAM-TV y ponen de manifiesto la aversión de Gurney – y por ende de Verdon- hacia este tipo de periodismo sensacionalista, tendencioso y manipulador.

Verdon consigue un equilibrio entre la intriga y la verosimilitud de la acción, reforzado por el dinamismo estilístico que imprime en sus textos. Dota al relato de una agilidad asombrosa, que descansa en unos diálogos fluidos y en unas descripciones que son flashes fotográficos. Los capítulos forman un continuum enlazado que no deja subtramas en el aire.

No hay voluntad de tesis ni ensayo político, pero sí opiniones personales que no llegan a ser críticas. Verdon quiere poner de manifiesto la verdad de manera gradual, quiere mostrar el crimen oculto, pero el libro lo acaban los lectores con la conclusión que quieran extraer.

Un recurso narrativo importante para entender la forma de actuar de David Gurney en Arderás en la tormenta es el avance de las investigaciones arqueológicas en su finca, en paralelo a las de los crímenes.

El trasfondo de Arderás en la tormenta es el conflicto racial, pero también la excusa para tratar el tema de la pérdida de control sobre uno mismo, que –después de la muerte- es la máxima inquietud del ser humano. La esclavitud no deja de ser una forma de estar en manos de otra persona.

Si en novelas anteriores Verdon se centró en temas como la homofobia, el espionaje, o la seguridad nacional del país, en Arderás en la tormenta carga contra la manipulación de los medios de comunicación al servicio del poder político y económico. Y añade otra profunda consideración sobre la naturaleza humana, que según el escritor tiende a ser egoísta y deshonesta. Por este motivo, pone en boca de Gurney una reflexión capital sobre la empatía: “Estremecerse ante la herida de otro es la esencia de la empatía; y la empatía es la esencia de la humanidad”. Es el motivo, asegura Verdon, por el cual no nos matamos.

 

EL AUTOR

John Verdon fue director creativo en varias agencias publicitarias de Manhattan hasta que, como el protagonista de su serie, David Gurney, se trasladó a vivir al norte del estado de Nueva York, en un entorno rural. De ahí que Verdon defina al inspector retirado Gurney como “su alter ego mejorado”.

El debut literario con Sé lo que estás pensando le valió un éxito mundial tal que la crítica reconoció al carismático detective Gurney como el Sherlock Holmes contemporáneo y un referente del género negro y criminal.

Desde 2011 Roca Editorial publica sus obras, que aparecen de manera simultánea en EE.UU. y en España, donde tiene gran número de lectores.

Lleva vendidos más de 500.000 ejemplares.

Sus escritores favoritos son Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Ross Macdonald y Reginald Hill.

 

Títulos de la serie:

2010 – Sé lo que estás pensando

2011 – No abras los ojos

2012 – Deja en paz al diablo

2013 – No confíes en Peter Pan

2015 – Controlaré tus sueños

2018 – Arderás en la tormenta

 

La prensa ha dicho:

«La imaginación sensacional de Verdon construye un pandemonio de crímenes internacionales. Deseemos larga vida a Verdon.» Justo Navarro, El País-Babelia

“Verdon ha creado una serie donde la atmósfera se va volviendo densa y cerrada, un enigma inteligente y paranoico.” Lilian Neuman, Cultura/s

“Cuando el detective David Gurney vuelve, todo se detiene.” Diario de Sevilla

«Verdon sabe cómo subirnos la tensión que nos hace pasar páginas sin podernos apear.» Paco Camarasa

«El thriller ha encontrado otro monstruo.» Carlos Sala, La Razón

“Hace temblar a millones de lectores.” Emma Reverter Qué leer