Pese a todo esto la verdadera historia tiene que ver con Sven, un hombre atribulado cuya esposa,  Molly, ha desaparecido. Él sólo quiere encontrarla y busca pistas en todas partes, pero dentro de sí mismo están las más reales. Su hijo adolescente, Kyle, intenta enfrentarse a la falta la madre imbuyéndose en una extraña iglesia que paulatinamente le va absorbiendo y alejando de su padre.La obra parte de un misterio inicial para bifurcarse en múltiples cristales rotos, algunos hirientes y otros brillantes, con personajes atractivos, relatos y memorias dentro la trama y infinitos caminos abiertos. La caleidoscópica narración alcanza puntos de delirio en ocasiones que rayan la locura convirtiéndola en una obra muy especial, para lectores avanzados que gusten de material sólido. No obstante la fraseología y el vocabulario son tan sencillos que a los lectores avanzados les parecerá una obra sencilla.

Mientras el lector avance en su lectura pensará que se está perdiendo algunos pedazos de historia, descripción, o datos cruciales de un personaje. Pero al terminarlo se dará cuenta  que sabía todo lo que necesitaba saber, y que no está mal preguntarse sobre el resto.

Una obra sustanciosa y potente que al ser la primera novela de Eric Lungrend promete.