El Gran Capitán de José Calvo Poyato

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“El Gran Capitán, en ocasiones, se negaba a obeceder las órdenes de los Reyes Católicos si creía que eran malas”

Por Felipe Velasco
“En esta entrevista con el autor hemos tratado algunos de los puntos clave de la novela como la relación entre el Gran Capitán y el rey Fernando, su amistad con Boabdil, la manera en la que Gonzalo revolucionó el arte de la guerra en su época o alguna de sus hazañas militares más importantes.

¿Qué le llevó a escribir El gran capitán?
Yo creo que no fue sólo una cosa. Fueron varias. La primera probablemente fue acercarme a una figura de nuestra historia que quizá no es lo suficientemente conocida, como les suele ocurrir a casi todas las figuras más importantes. Tenemos más tendencia a acercarnos a momentos complicados o difíciles de nuestra historia que a los momentos más brillantes y Gonzalo Fernández de Córdoba representa uno de esos momentos brillantes. Quería hacerlo además porque es el quinto centenario de la muerte del Gran Capitán, quien murió en 1515. En tercer lugar, yo creo que habría también una cuestión de tipo sentimental: somos casi paisanos. En términos de la época, nuestros pueblos están separados por 4 o 5 leguas, no más. Pero lo más importante creo que es lo primero: acercarnos a una figura muy importante en la historia militar de España y también en la historia política, que es conocida por unas cuentas que tienen pocos pies y poca cabeza que han dado lugar a la expresión “Éstas son las cuentas del Gran Capitán”.

¿Por qué de entre toda la vida del Gran Capitán ha seleccionado este episodio de 1512 para centrar la novela?
Primero hay una razón de tipo literaria. Yo tuve muy claro desde el principio que no quería relatar una secuencia cronológica de su vida, sino que quería jugar literariamente, por lo que quise empezar desde un período avanzado de su vida en el que tiene ya casi 60 años. Así, comienzo con dos capitanes sentados en una mesa recordando lo que pasó aquellos días y que van contando al lector la historia de Gonzalo. Y hay una segunda razón y es que las campañas de Italia se han contado ya muchas veces y son la parte más conocida de la historia del Gran Capitán. Han aparecido en esta novela porque son una parte muy importante de la historia del personaje, pero yo quería centrarme más en la relación que tiene con Fernando el Católico. Y esto me parecía mucho más atractivo y novedoso que volver a situar al personaje en Nápoles. Además, vemos cómo tiene que levantar un nuevo ejército y para él eso es algo que tuvo que suponer rejuvenecerse después de estar 4 años prácticamente exiliado en Loja después de haber sido virrey en Nápoles. Es como si a un vicepresidente del Gobierno le mandan de alcalde a un pueblo de la sierra de Madrid. Por eso éste me parecía un momento literariamente muy bonito para iniciar una novela.

¿Cómo consiguió el Gran Capitán revolucionar el arte de la guerra de su época?
Gonzalo Fernández de Córdoba era un segundón, es decir, él no estaba destinado a grandes acontecimientos. Él hubiera ingresado como fraile en algún convento, que era a lo que se destinaba a los hijos segundo, tercero, cuarto… de las familias nobles importantes. Su hermano mayor Alonso de Aguilar era el que iba a heredar el señorío. También podría haber seguido la carrera militar, pero en ese sentido habría sido un militar de segunda fila destinado a comandar sólo algunos soldados. Pero lo que yo creo es que tiene una capacidad innata para darse cuenta de una serie de cuestiones que sí que tenían un valor loable en la antigüedad pero que se habían perdido en la época medieval. Por ejemplo, él piensa que es muy importante elegir el momento y el sitio en que se debe combatir, que no lo elija el enemigo. Es decir, yo combato cuando a mí me interesa y no cuando el enemigo quiera. En este sentido tiene una táctica muy novedosa. En segundo lugar, se da cuenta de que la infantería convenientemente equipada y entrenada no tiene por qué seguir desempeñando el papel que tenía en la Edad Media, que son los peones, los auxiliares de los caballeros. La gran arma medieval es la caballería, eran los caballeros los que decidían las batallas. Él se da cuenta de que la infantería utilizada adecuadamente puede hacer frente a la caballería y llega a vencer a la mejor caballería del mundo de la época, que era la francesa, varias veces. Y yo creo que con la revolución del papel de la infantería ha logrado algo muy importante, que ha sido que el papel de la infantería haya sido el más importante durante los siguientes 200 años. Los tercios de infantería española con fama de invencibles hasta mediados del siglo XVII no los crea Gonzalo Fernández de Córdoba, pero sí que fue quien puso las bases y los cimientos para ellos, sin duda ninguna. Además, él también tiene lo que tenían los grandes generales como Aníbal, Alejandro, Julio César… que es una capacidad para entender a sus hombres extraordinaria. En vísperas de las batallas se paseaba por el campamento y hablaba con los más jóvenes, los más inexpertos y les preguntaba cómo se sentían, si tenían miedo… para decirles que él también tenía miedo y que lo importante era que al día siguiente controlaran su miedo para combatir. Era un líder en ese sentido, sus hombres lo seguirían hasta las puertas del infierno como dice García de Paredes en la novela.
José Calvo Poyato
¿Cómo era la relación entre Boabdil y el Gran Capitán?
Gonzalo Fernández de Córdoba es un hombre que nace en la frontera. Él nace en Montilla en 1453 cuando todavía existe el Reino de Granada. Y la frontera de la Corona de Castilla con Granada es un lugar peligroso, por lo que él se va a formar en el peligro. Yo no comparto esa idea que algunos historiadores han difundido hablando de la frontera como un lugar de encuentro y de intercambio de culturas y de convivencias. Era un lugar peligrosísimo. Los cristianos cruzaban sobre el territorio musulmán para saquear y los musulmanes también hacían lo propio. Hay un dato muy revelador: en el sur de Córdoba, en lo que era la frontera, en los años siguientes a la guerra de Granada creció el olivar y el viñedo y desaparecieron los pastos y el trigo porque los vecinos tenían mayor seguridad de que si plantaban un olivo lo iban a poder criar. Las posibilidades de conseguirlo con el conflicto de la frontera eran nulas. Esto es un dato de que la frontera era muy peligrosa. Como he dicho, Gonzalo se ha criado allí y como un hombre de frontera tiene un contacto muy importante con los musulmanes. Con esto no quiero decir que estuvieran siempre con la espada en la mano, sino que también había momentos de paz en los que coexistían, más que convivían. La primera vez en que se encuentran Boabdil y Gonzalo es en la batalla de Lucena, en la que Boabdil es hecho prisionero y Gonzalo conversa por primera vez con Boabdil porque habla árabe. Y a partir de ahí empieza a forjarse una amistad que perdurará hasta el final de la guerra. Cuando se están negociando las capitulaciones de Granada, los representantes cristianos tienen que entrar en Granada todas las noches y sabían que se jugaban la vida. El rey Fernando pidió rehenes a Boabdil como garantía de que aquellos hombres que entraban por la noche en Granada volverían al amanecer. Uno de esos rehenes fue el hijo mayor de Boabdil, quien lo entrega como rehén con la condición de que el que cuidara de él fuera Gonzalo Fernández de Córdoba. Esto es una percepción, pero creo que Gonzalo se sintió mal cuando vio que luego esas capitulaciones en las que él participó noche tras noche no se cumplieron, es decir, pudo sentirse mal con respecto al amigo porque el amigo pudo pensar que lo había engañado y creo que Gonzalo es un hombre con unos códigos de honor, de honradez, de lealtad al cual eso le hizo daño. También entró en Granada muchas otras veces para ayudar a los partidarios de Boabdil en la Guerra Civil de Granada, dándole dinero, pertrechos, etcétera, jugándose el cuello. Y en el asedio de Loja también Boabdil acepta la rendición pero pone como condición negociar con Fernández de Córdoba, no con otro. Todo esto revela una figura del Gran Capitán que, pese a que en ese momento es uno de los muchos capitanes que participa en la guerra de Granada, ya es más que uno de esos capitanes.

¿Cómo describiría la relación entre Gonzalo Fernández de Córdoba y el rey Fernando?
La gran valedora de Gonzalo fue siempre la Reina. Al fin y al cabo él es castellano y quien va a apostar decididamente por él como uno de los principales pilares del ejército de los Reyes es Isabel. Ellos se conocían desde muy jovencitos. Gonzalo se marcha sólo cuando tiene 12 o 13 años a la corte del príncipe Alfonso, el hermano de Isabel, y allí está educándose hasta que muere el príncipe, momento en el que regresa de nuevo a sus tierras del sur. Es la reina la que intercede porque Gonzalo está prisionero de un tío suyo, quien lo encerró por malas relaciones familiares. Con el rey, la relación fue de lealtad, creo que no se le pasó por la cabeza en ningún momento considerar como opción el traicionar a Fernando. Fernando fue ingrato con mucha gente y además en España nuestros reyes suelen ser ingratos con quien mejor les ha servido casi siempre. Estoy empezando a leer un libro que se titula El guía de la transición sobre Torcuato Fernández Miranda, quien prestó un servicio fantástico a Juan Carlos II y murió prácticamente en el anonimato, sin que su muerte tuviera casi ninguna repercusión pese a que fue el gran valedor de ir a la ley por la ley. La frase es suya, es decir, no romper en ningún momento la legalidad. Algo que se está olvidando ahora ya que hay algunos que sólo se dedican a cumplir las leyes que a ellos les parecen bien.

En la novela hay múltiples referencias a la guerra de Nápoles. ¿Cuáles diría que fueron las principales hazañas del Gran Capitán en dicha guerra?
Desde el punto de vista militar yo diría que hay tres momentos. En el plano casi sentimental y personal, lo que ocurrió después de la batalla de Atella, cuando son sus propios soldados en el campo de batalla lo aclaman como Gran Gapitán. A mí me recuerda ese momento (y no debemos olvidar que estamos en Italia en el Renacimiento) a lo que eran las legiones romanas del mundo antiguo, cuando aclamaban a sus generales después de un triunfo. Yo creo que ese es un gran momento personal para él. Por otro lado la batalla de Ceriñola es todo un modelo de cómo se plantea una batalla y cómo se gana una batalla. Yo sé que las cifras que se suelen dar en estos casos hay que cogerlas con muchísimo cuidado, pero casi todas las referencias que hay de la batalla de Ceriñola dicen que hubo seis mil muertos en el ejército francés y cien muertos en el ejército español. A ver qué general consigue eso. Y eso es lo que hace Gonzalo enfrentándose a la mejor caballería que hay. Además, el general del ejército francés, el duque de Nemours ha muerto, que es lo que recoge la cubierta del libro. Cuando Gonzalo se entera de que hay un soldado que tiene una chaqueta lujosísima y le dice un militar francés que es la del duque de Nemours, le va a preguntar que dónde consiguió esa chaqueta y le condujo el cadáver del Duque. La leyenda dice que el Gran Gapitán lloró ante el cadáver del duque de Nemours. Yo no creo que llorara, pero pidió inmediatamente que recogieran su cadáver, lo adecentaran y que se le rindieran honras fúnebres como a un soldado valiente que hubiera perecido en batalla. En tercer lugar, la campaña del Garellano es un perfecto ejemplo de cómo hacer frente a la adversidad hasta el momento indicado para atacar al enemigo y vencerlo.

¿Tuvo alguna consecuencia importante para Gonzalo el recriminar al Papa sus costumbres digamos relajadas en relación con los dogmas de la Iglesia?
Para Gonzalo ninguna. Por ejemplo Gonzalo se niega a cumplir órdenes de los Reyes Católicos y eso no lo hace ningún virrey. Los virreyes acataban directamente las órdenes de los Reyes. Gonzalo, si pensaba que las órdenes eran malas para el reino, no las cumplía. Tampoco se arruga ante el Papa. Él entra en Roma después de haberse apoderado de Ostia, lo que era una situación muy grave para Roma porque por ahí entraba prácticamente toda la comida y estaba controlada por los franceses. Roma estaba pasando momentos de gran necesidad. Llevaban meses intentando apoderarse de las tropas del Papa sin ningún éxito. Gonzalo sólo tardó una semana en apoderarse de la fortaleza y Roma vuelve a recuperar la vitalidad. Lo que Gonzalo no admite en ese momento, y por eso no se entiende la conducta de Fernando el Católico, es que el Papa empieza a hablar mal de los reyes, de Isabel y de Fernando. Gonzalo no se lo consiente al Papa y le dice que no se lo permite. Incluso llega a echarle en cara a Alejandro VI que rectifique su vida, que es una vida llena de pecado y vicio y que es un mal ejemplo para la cristiandad. No creo que hubiera muchos capaces de decirle eso al Papa a la cara.

“El Gran Capitán era muy supersticioso”

¿Hasta dónde llegaba la superstición del Gran Capitán?
Era muy supersticioso, pero hay que entenderlo en el marco de la época. La astrología se entendía como una ciencia que se encarga de estudiar la influencia de los planetas sobre la vida de las personas. Eso que todavía sigue existiendo en los periódicos en la sección del horóscopo es un remanente de esa astrología. Casi todos los grandes personajes tenían un astrólogo y casi ninguno se aventuraba a tomar iniciativas importantes sin haber consultado previamente a uno. Hay un astrólogo muy famoso que yo utilizo en la novela que es Basurto, al cual consulta Fernando el Católico para ver si tiene que entrevistarse con el Papa o hacer un viaje por el sur de Francia. Y sale esto último, que es lo que el rey decide hacer. Gonzalo forma parte de esta sociedad donde la astrología, la influencia de los astros, es importante en la vida de las personas. Así, le daba un valor al significado que tenían las piedras preciosas o llegaba a trabar combate en viernes porque decía que era su día de suerte. Pero vuelvo a repetir que esa superstición de Gonzalo no es algo excepcional en él, sino que es la norma de la época. Luego la astrología quedó desautorizada, pero a finales del siglo XV y principios del siglo XVI desde luego sí que estaba a la orden del día.

Esa carta astral de Gonzalo que se menciona en la novela, ¿forma parte del contenido ficticio del libro?
En esa época tenían fama los astrólogos judíos y musulmanes. Gonzalo nace en Montilla, por lo que la existencia de algún musulmán por aquellos parajes no era muy rara. He jugado un poco con todos esos elementos para crear esa carta astral, que tiene su papel en el desarrollo de la novela, pero que forma parte de la creación literaria. No existió.

¿Cómo consiguió el secretario Almazán llegar tan alto en la corte?
La política de los Reyes Católicos buscaba fundamentalmente encumbrar a gente de segunda fila. Ellos lo habían pasado muy mal con los principales nobles de la época. Les han hecho pasar momentos muy difíciles en la guerra civil de la época del rey Enrique IV y con Juana La Beltraneja, por tanto no se fían de ellos y lo que hacen es colocar en primera línea y dar lugares y destinos en los que hay una capacidad de decisión muy importante a gente de segunda fila en la que ellos tienen más confianza. Almazán y Gonzalo Fernández de Córdoba están entre ellos. Por ejemplo, cuando a Gonzalo le dan el mando del ejército que va a mandar en la primera guerra de Italia, los grandes representantes de las familias importantes protestan y dicen que cómo un segundón puede tener el mando de todo un ejército (cuando lo máximo a lo que podía aspirar era a mandar una compañía, un centenar de hombres). Además, de este modo se aseguraban la fidelidad de aquéllos a quienes beneficiaban.

En la nota de autor del final del libro dice que ha cambiado ciertos aspectos de Almazán para ajustarlo a lo que la trama requería. ¿Cómo ha distorsionado al personaje de Almazán para que fuera el malo de la novela?
Yo suelo aportar al final de mis novelas una nota de autor con un objetivo muy claro: diferenciar lo que forma parte de la creatividad literaria del novelista con los elementos de carácter histórico que tiene la novela. Yo defiendo como profesor de historia que una novela histórica puede ser un magnífico instrumento para aprender historia. Por eso, al final, para que el lector no se llame a engaño, yo lo añado aunque a algunos no les guste porque se lo han creído todo y no quieren que luego les cambie los hechos. Pero pienso seguir así porque creo que es muy bueno diferenciar los elementos históricos con lo que forma parte de la creatividad. Dicho esto, necesitaba un malo en la novela y me interesaba que el malo fuera un tipo con un acceso muy directo al rey y con poder en la corte. El personaje que tiene más acceso al rey es Pérez de Almazán y creo que realmente no era tan malo como yo lo he descrito en la novela. Y para hacer justicia histórica lo he señalado en la nota de autor. Pero sí es cierto que trató de fundar una villa con su nombre, Villanueva de Almazán, que consiguió un señorío y que necesitaba muchísimo dinero para poner eso en marcha. Pero muchas otras cosas que se dicen de él en la novela son creación literaria.

Si los Reyes Católicos preferían dar puestos de responsabilidad a los segundones, ¿por qué Fernando le dio al duque de Alba el mando del ejército para invadir Navarra?
Porque ya a la altura de 1512 la nobleza se ha doblegado. La nobleza planta cara al rey en el último momento en 1506, cuando Fernando se hace cargo de la Regencia por segunda vez. Pero el Duque de Alba se mantuvo siempre fiel a Fernando y fue uno de los pocos nobles importantes que se quedó a su lado. Ésa es la actitud por la que luego en 1512 será él al que le dan el mando.

En la novela se habla de monarcas franceses que se enfrentan al Papa pese a ser cristianos. Incluso posteriormente, durante la Guerra de los Treinta Años, el Papa llegó a excomulgar al rey de Francia. ¿Cómo utilizaban los papas las amenazas de excomunión para salvaguardar sus intereses políticos?
No olvidemos que el Papa, además del Vicario de Cristo en la tierra, era un príncipe temporal con intereses políticos muy claros, participando en la política italiana de una manera muy activa. Así que habría que distinguir entre el papel espiritual y el político. De Julio II se ha llegado decir que era un condottiero vestido de blanco. Era un guerrero en el fondo y por eso admiraba tanto a Gonzalo y por eso le llegó a ofrecer en más de una ocasión que se convirtiera en general en jefe de las tropas del Papa. Pero Gonzalo le dijo que no porque ya tenía un rey, que él no era un condottiero italiano que por una paga peleará hoy con uno y luego se cambia de bando para pelear contra otros. Así, los pontífices son señores temporales que ejercen su poder sobre un territorio que quieren ampliar. Y en algún momento plantean que los Estados Pontificios se conviertan en la gran potencia que gobierne la península itálica. Llegan incluso a utilizar un arma espiritual de este modo como es la excomunión para unos fines puramente terrenales, como es el librarse de algún problema de tipo político o de tipo militar. Hay que tener en cuenta que la excomunión de un rey podía también suponer la prohibición de que se administran los sacramentos en el territorio de ese Rey y la gente que se moría no podía recibir la extremaunción, no podía confesarse para que le fueran perdonado sus pecados… Tenían un arma poderosísima con la que amenazar y la llegaron a utilizar en alguna ocasión.

Reseñado por Felipe Velasco

www.todoliteratura.es

Escrito por José Calvo Poyato


José Calvo Poyato (Cabra, Córdoba, 1951) es catedrático de Historia, especialista en el tránsito del siglo XVII al XVIII, período que, centrado en el reinado del último Austria, Carlos II, y el primero de los Borbones, Felipe V, constituye la mayor parcela de su labor investigadora: La guerra de Sucesión (1988), Así vivían en el Siglo de Oro (1989), De los Austrias a los Borbones (1990), Carlos II el Hechizado y su época (1992), Felipe V, el primer Borbón (1993) y Don Juan José de Austria (2002). Ha escrito también varias novelas de base histórica: El hechizo del rey (1996), Conjura en Madrid (1999), La Biblia negra (2000), El manuscrito de Calderón (2005), El ritual de las doncellas (2006), La dama del dragón (2007), Vientos de intriga (2008), El sueño de Hipatia (2009) Sangre en la calle del Turco (2011) y Mariana, los hilos de la libertad (2013), todas ellas publicadas en Plaza & Janés. Su obra La Orden Negra fue finalista del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 2005. www.josecalvopoyato.com

 

Ficha técnicamegustaleer - PLAZA & JANÉS

544 páginas. | 22,90€

En el año que se conmemora el V centenario de su muerte, José Calvo Poyato nos acerca, con excepcional pulso narrativo, a la vida del soldado más importante de la historia de España: Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.

Tras su paso por la guerra de Granada y las famosas campañas de Italia, que le valen el sobrenombre de “Gran Capitán”, Gonzalo de Córdoba se ve postergado por Fernando el Católico. Su popularidad, que el monarca percibe como una amenaza, lo lleva a alejarlo de la corte y enviarlo como alcaide a Loja, en un destierro encubierto. Mientras Gonzalo vive ese “destierro” tiene lugar la batalla de Rávena entre los ejércitos de Francia y de la Liga Santa, formada por España, el Papado y Venecia. La victoria francesa causa estupor en la corte y los aliados de don Fernando reclaman la presencia del Gran Capitán en Italia. El rey se ve obligado a ordenar a Gonzalo que ponga en pie un ejército.

La que puede ser la última campaña del Gran Capitán sirve como marco para que Calvo Poyato, uno de los referentes de nuestra novela histórica, relate la trepidante vida de un hombre, ejemplo de lealtad y excepcionalmente dotado para la milicia, que consiguió romper con la tradición bélica medieval y hacerse, por méritos propios, con un lugar de honor en la Historia de España.

 

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