El camino de hierro de Juan González Solano

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Visión novelada de una época sumamente convulsa en la historia española, esta obra toma como eje la vida de José de Salamanca, aunque haga comenzar la narración en el año 1846, cuando el protagonista ya cuenta treinta y cinco años, es un empresario que ha probado diversos negocios y al que el éxito le sonríe, está casado con Petronila, y tiene un hijo. Provenía de una familia de clase media, hijo de un médico malagueño, estudió Filosofía y Derecho en Granada y después se dedicó a los negocios, puesto que era un hombre muy emprendedor, con muchos proyectos e ideas novedosas y que además, sabía rodearse de los contactos y la información necesarios para abrirse camino y progresar. Y gracias a su esfuerzo, su trabajo y la correcta administración de sus bienes, progresó  hasta adquirir la condición de Grande de España, su secreta ambición. El punto de vista que adopta el autor es interesante, al elegir contarnos la vida de un liberal emprendedor, de un hombre que se hace a sí mismo, que sale adelante sorteando los vaivenes de la política y la economía, a las duras y a las maduras, y que ha de soportar las endémicas envidias de un país en el que se odia a todo aquel que destaca, sobre todo si destaca para enriquecerse con su esfuerzo; un país cuyos ciudadanos  detestan la libertad individual, la diferencia, que continuamente una mitad de ellos está enfrentada a la otra, y que los mismos que defienden determinadas posiciones políticas cambian de opinión al acceder al poder. País de taifas, individualista, que al mismo tiempo no soporta al individuo.

La narración se desarrolla a través de los nueve capítulos que componen el libro, y a los que precede un fragmento diferente del poema If, de Kipling, fragmento que puede tomarse como alusivo a lo que se nos va a contar en cada uno de ellos. El poema completo figura, bilingüe, al final del libro. Más que una novela, el texto que nos ocupa es una suerte de ensayo biográfico novelado, ya que dedica gran parte de los capítulos a informar al lector del estado de cosas tanto económico como sociopolítico del país, incluso de Europa, dibujando un paisaje que en algunos momentos resulta desolador, al menos para España. Y lo que resulta también desolador es comprobar qué poco han variado las cosas, en esencia.  Al ir mostrando los diversos momentos y vicisitudes históricas por los que pasa la vida de José de Salamanca,  el lector se da cuenta de lo parecido que resulta lo que lee y la situación actual. A veces parecemos estar leyendo el periódico u oyendo comentarios de cada día.

El autor nos presenta una vida agitada, no solo por el propio carácter de su personaje central, Salamanca, que continuamente está buscando la manera de progresar, de invertir, comprar y  vender, y cuyo sueño es ser el primero en poner en marcha el ferrocarril en España, sueño que se verá truncado al menos en cuanto a la primicia. Luego será el mayor difusor del ferrocarril en España, Francia, Italia e incluso dejará su huella en Estados Unidos. Pero los tiempos que vive son ya de por sí tremendamente agitados. Desde que tuvo lugar la revolución francesa, el siglo XIX es desde sus inicios un siglo convulso y violento, de continuos cambios sociales acompañados a la par de constantes avances técnicos. La revolución industrial, que comenzó en Inglaterra, va extendiéndose por Europa, con el ferrocarril como caballo de hierro. Y Salamanca es uno de sus más acérrimos defensores. No había novedad que no intentara implantarla en nuestro país, con la oposición de una parte de reaccionarios a todo cambio.

El desastroso reinado de Isabel II, mujer de vida poco encomiable, por sus continuos devaneos públicos con diversos amantes, a los que enaltecía políticamente, y monarca carente de visión política de Estado;  los continuos cambios de gobierno a veces por puro capricho de la soberana, a veces determinados por revueltas populares, pronunciamientos militares, arbitrariedades de los gobernantes, etc., todo ello puso mil y una dificultades al futuro marqués; también es cierto que en los momentos que gozaba del favor real o gubernamental los aprovechaba al máximo.
Hombre acostumbrado a jugarse el todo por el todo, vivió éxitos exultantes, pero también bancarrotas, crisis económicas, exilios, persecuciones, …de los que resurgía como ave fénix, aunque a veces le doliera profundamente las medidas que se veía obligado a tomar.

Una febril actividad de negocios estaba acompañada, además, de una intensa vida cultural, coleccionismo de arte, pasión por la música y la literatura,… así como de una muy activa relación con las mujeres. El tipo de relación matrimonial decimonónico provocaba en los hombres fogosos -como lo era Salamanca- que dieran rienda suelta a sus pasiones sexuales fuera del matrimonio. Y Salamanca era pura dinamita, desde luego. Pero a pesar de vivir muchas aventuras galantes, alguna de las cuales tuvo descendencia, en general no pareció encontrar la mujer de su vida, salvo en María Buschental, esposa de su amigo José de Buschental, con la que mantuvo una fuerte amistad a través de largos años.

Así pues, seguimos toda una trayectoria que le llevó incluso de ser diputado a ministro de Hacienda;  a ver asaltada y arrasada su vivienda por la chusma; ser perseguido y detenido, acabando en el exilio; y a depender siempre del tiovivo político para negocios y vida. Aprovechó los viajes por Europa siempre buscando nuevas vías de progresar económicamente. Se relacionó con Napoleón III, y la emperatriz Eugenia, con Rothschild, Alejandro Dumas, el compositor Rossini, el diplomático británico Bulwer-Lytton… Y con todas las figuras políticas españolas: Serrano, Narváez, O’Donnell, Cánovas,Castelar,…Proyectó y comenzó en su madurez la urbanización del Ensanche madrileño, lo que ahora se llama con su nombre, y que entonces era un erial. Era generoso con su dinero y dio trabajo a mucha gente. Gastó su patrimonio y fortuna en este proyecto inmobiliario, luego de haber llenado España, Portugal, Francia e Italia de trazados ferroviarios. Jugó –ganando y perdiendo- a la Bolsa, acumuló cantidades ingentes de objetos artísticos, dirigió durante años el Teatro del Circo, trayendo a Madrid las mejores óperas del momento;  compró y vendió terrenos, edificios, solares, construyendo palacios y jardines que sorprendían por su belleza y magnificencia.

En suma, una vida muy interesante y un siglo explosivo. El libro está bien escrito, aunque quizá le hubieran hecho falta algunas notas explicativas o una cronología al final, porque en algunos momentos se crea una cierta confusión con tanto cambio de gobierno, pronunciamiento, revolución, etc. Literariamente, en cuanto al estilo y modo de narrar es correcto, sin apuntar demasiado alto; el comienzo es algo flojo y se nota un cierto distanciamiento emocional a lo largo de la obra; no aprovecha las partes más oscuras de la biografía para fabular, sino que se ciñe más a lo comprobado históricamente, con lo que el margen de imaginación se reduce; quizá la parte más emotiva son los últimos capítulos, en los que centra más atención en los sentimientos personales del marqués y en el repaso que da a su vida cuando ya se acerca el tren de la muerte.

Reseñado por Ariodante

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Escrito por Juan González Solano

Foto de Juan González SolanoJuan González Solano (Puente Genil, Córdoba, 1949), es economista por la Universidad de Málaga y reside en Madrid. Su vida profesional ha estado siempre vinculada al mundo de las finanzas y de la Bolsa. Ha trabajado en varias entidades financieras y empresas multinacionales, estuvo becado en la embajada española en Caracas y también ha sido empresario. El camino de hierro es su primera novela.

Ficha técnica

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Precio: 7,99 € Páginas: 384

Igual que un paisaje de férreas vías alargándose kilómetros en el horizonte, se vislumbra el éxito de José de Salamanca, quien decide apostar por el ferrocarril, un proyecto que lo convertirá en uno de los empresarios más importantes de la historia de España.

José es un hombre arriesgado en los negocios y en los sentimientos, pero mucho más afortunado en lo primero que en lo segundo. Después de haber perdido a su gran amor, Mariana Pineda, Salamanca se mueve entre la familia y su intensa vida galante, al tiempo que pone en marcha su gran empresa: la construcción de las principales líneas de ferrocarril de España, en especial la de Madrid a Aranjuez, que harán posible la modernización industrial y que, poco después, él mismo tendrá que usar para huir tras la revolución de Vicálvaro contra Isabel II. Su astucia y su voluntad lo llevarán a triunfar en Europa y América, a ser nombrado marqués de Salamanca y conde de los Llanos y a disfrutar de una vida de esplendor. Sin embargo, años después, tanto la inestabilidad política como la crisis económica que asoló España harán que su suerte cambie drásticamente, a pesar de lo cual no renunciará a su último gran sueño, dando su vida y su fortuna por su causa: la construcción del barrio de Salamanca, en el corazón de Madrid.

El camino de hierro es la historia del marqués de Salamanca, pero también un relato sobre la profunda transformación de España y Europa a mediados del siglo XIX, así como una crónica sobre la construcción del Madrid moderno y un ejemplo de la feroz lucha de un hombre por sus ideales.