Leer escritores de otras latitudes ya no implica necesariamente un viaje hacía otras realidades. Cosas de la globalización. En cambio la novela de Kalman Stefánsson tiene la virtud de llevarnos a un mundo remoto en una época relativamente reciente, vista a través de los ojos de este joven escritor contemporáneo. “Entre Cielo y Tierra” es un relato costumbrista sobre la vida de pescadores y habitantes de las pequeñas aldeas del oeste de Islandia, en la zona de los fiordos, en el siglo XIX. El mar, cuna de vida y propiciador de muertes, la dura climatología, la orografía de una tierra septentrional y adversa para la vida están descritos con vocación realista y aderezo poético. Esta es una novela decididamente lírica, no en vano su autor es también poeta, que sin embargo fija su atención en las duras condiciones de vida de los moradores de aquellas tierras. Ese naturalismo preciosista está unido además a un mesurado nivel de introspección de los personajes, que permite al autor cultivar la misma sensibilidad literaria para aproximarse a la los deseos y frustraciones de los protagonistas.
La narración es ciertamente hermosa, pero requiere de una predisposición del lector a prestar sus sentidos a ese universo sensorial que nos quiere trasladar su creador. La primera parte es quizás más lenta y paradigmática de esa apelación a la sensibilidad del lector. Sin embargo la estancia del “muchacho” en el “Lugar” de la segunda parte, tiene más de retrato costumbrista y por tanto más apego al realismo, aunque sin renunciar a la poética.
Además de imágenes poderosas dibujadas con palabras precisas y evocadoras, hay frases certeras “Algunas palabras son balas de fusil, otras son notas de violín”, filosóficas “sin pecado no hay vida”, románticas “El infierno es tener brazos y nadie a quien abrazar”… en definitiva sentencias sabias impregnadas de beldad, que ayudan en este tránsito literario árido de acciones.
Jón Kalman Stefánsson está considerado un grato y reciente descubrimiento con visos de continuidad. De hecho “Entre Cielo y Tierra” es el inicio de una anunciada trilogía. No sé si hay para tanto, pero lo que no parece cuestionable es su calidad y sensibilidad como escritor.
Una novela para leer reposadamente, a sorbos, con predisposición al deleite y sin pretensiones de agilidad narrativa. En caso contrario, puede hacerse cuesta arriba. Pero si se lee asumiendo esas premisas, puede ser un libro muy placentero.