Bajo el techo que se desmorona de Goran Petrovic´

bajo-el-techo-que-se-desmorona

     Considero que es una suerte el poder dar cuenta aquí, ahora, de una nueva obra de este escritor serbio, discreto en el vivir y poseedor de uno de los discursos literarios más interesantes de nuestros días.

Cabría recordar solamente el título ‘La mano de la buena fortuna’, publicado también en esta editorial, para hacernos cargo de cómo es posible unir sueño y realidad, inteligencia e imaginación y urdir con ello uno de los discursos narrativos más originales de las letras actuales.

Este autor tiene sentido del humor, esgrime como pocos una rica sabiduría en cuanto a hacer uso de los recursos literarios (estilo, ritmo, dominio del adjetivo, sugerencia evocadora…) y, por fortuna, se trata todavía de un autor relativamente joven (1961) del cual se puede esperar nuevos frutos esperanzadores.

“Era terrible la manera en que Lazar Lj. Momirovac observaba a la gente, como si les leyera el pensamiento, como si pudiera prever quién era capaz de cada crimen. Decía que toda persona, desde su nacimiento hasta su muerte, estaba en libertad condicional” Cuando alude a la parte de sombra, de intriga, recuerda las magníficas construcciones de ese otro gran escritor, acaso su maestro, que fue Milorad Pavic.

El texto que nos ocupa utiliza el recurso del discurso fragmentario que, al modo de las teselas de un mosaico, obtiene al fin una figura maravillosa, irónica, sociológica y didáctica de los comportamientos humanos que sirve muy bien como clave y reflejo del variado interior de cada individuo, a sabiendas del desorden emocional existente en estos tiempos confusos y prosaicos.

Él lo expresó de una manera sencilla y clara cuando quiso justificar su alusión a los temas que ocupan y definen al que ha de ser siempre el protagonista principal: el hombre ‘junto a mí’: “es muy difícil ser original a principios del siglo XXI, porque los grandes temas, el amor, el odio, la traición, ya han sido trabajados desde la antigüedad. Ahora sólo nos queda trabajarlos de forma más moderna o, para expresarme con el lenguaje de la química: un escritor contemporáneo sólo hace un nuevo compuesto con esos elementos”

La lectura, que se realiza con placer y permite descansos reflexivos, es, al fin, como navegar por un río donde, al fin, se llega al mar satisfecho de lo aprendido y con una sonrisa cómplice. Un lujo en tiempos de tribulación, también literaria.

Reseñado por Ricardo Martínez

700x370

Escrito por Goran Petrovic´

Foto de Goran Petrovic´

GORAN PETROVIĆ nació en 1961 en Kraljevo, Serbia. Estudió literatura serbia y yugoslava en Belgrado. Entre sus principales obras se encuentran Consejos  para una vida más fácil, La isla y los cuentos circundantes, El cerco de la iglesia de la Santa Salvación, Atlas descrito por el cielo, La mano de la buena fortuna y Diferencias; las tres  últimas publicadas por Sexto Piso y, en el caso de las dos últimas, galardonadas con el máximo reconocimiento de las letras serbias, el premio NIN

Ficha técnica

Traducción: Dubravka Sužnjevic

176 páginas 18€

En una pequeña aldea serbia, durante una tarde dominical del año 1980, alrededor de treinta personajes peculiares se reúnen en el cine Uranija para ver una película. El cine se encuentra en lo que otrora fuera el Gran Hotel Jugoslavija, y su techo está cubierto por un papel tapiz que muestra un cielo estrellado. Tras la Segunda Guerra Mundial y la llegada del comunismo, el hotel es nacionalizado y proyecta únicamente películas soviéticas y yugoslavas. Sin embargo, desde la ruptura entre Tito y Stalin, en el cine se pueden ver películas occidentales, y esa tarde en particular estará marcada por un dramático anuncio que supuso el fin de una era: la muerte del mariscal Tito.

Con este trasfondo, Goran Petrović ha creado un maravilloso microcosmos serbio, retratando personajes que muestran de una manera por demás irónica los anhelos y contradicciones experimentados por la sociedad serbia durante el convulso siglo xx. Nos encontramos, por ejemplo, con un oficial del Partido Comunista que está tan acostumbrado a aprobar las decisiones de sus superiores que levanta el brazo derecho por reflejo. Y, por encima de los espectadores se encuentra el operador del cine, el señor Svabić, que compone su propia película a partir de pedazos de otras películas, hasta conformar una cinta de catorce kilómetros que funciona como alegoría de una sociedad que a lo largo del siglo luchó para encontrar su identidad entre el caos que produjeron los acontecimientos históricos. El cielo estrellado del cine se desmorona, nos advierte Goran Petrović, y con ello anuncia el fin de una era y de un régimen que, para desgracia de la sociedad serbia, daría paso a otra guerra encarnizada, cuya estela de destrucción sigue vigente hasta nuestros días.

1 comentario en «Bajo el techo que se desmorona de Goran Petrovic´»

Los comentarios están cerrados.