Dentro de la insubstancialidad y ligereza de la mayoría de novedades literarias de temporada, es de agradecer lo denso, nutritivo y sabroso de esta pequeña obra de Diego Vaya. Parca y rústica en su presentación editorial pero rica en cuanto a contenido se refiere.
Medea en los infiernos narra el viaje lento e inexorable al abismo primero y al infierno después de una profesora de Musica. Abandonada por su marido y libre temporalmente de sus hijos que viajan con él, decide retirarse unos dias a una urbanización playera fuera de temporada. El vacío, la soledad, las nubes y el viento prefiguran su estado de animo sobre el que la tempestad se cierne.
“Ella tenia un rostro común” comienza el texto, toda una declaración de principios sobre la protagonista quien no destaca en nada, mujer corriente paradigma de millones de mujeres comunes, engañadas, abandonadas y hundidas al borde del precipicio. Es en aquel lugar anodino también donde encarará sus propios fantasmas, donde reflexionara sobre su pasado, su esposo, sus hijos… con la excusa de escribir un artículo sobre la novena sinfonía de varios compositores.
Esos fantasmas personales se convierten en demonios, la novela gira hacia el ensayo íntimo, a la conversación consigo misma que paulatinamente sacara a a luz la verdad aparente de lo acontecido.
Forma y fondo, tipo y antitipo, realidad e imaginación se dan la mano en esta obra no apta para lectores ocasionales, ni siquiera habituales. Solo los paladares exquisitos libaran hasta la ultima gota de néctar de esta impecable obra.