“El laberinto junto al mar” es una aportación de altura a la literatura de viajes del poeta polaco Zbigniew Herbert. Contiene varios ensayos que nos trasladan al corazón de las islas helénicas, en las que civilizaciones antiguas forjaron la cultura griega, cuna de occidente.
El viaje comienza en Creta, tras los rastros de la misteriosa civilización minoica, influencia fundamental en la griega. Herbert nos narra su llegada a la isla en la que pone de relieve sus primeras decepciones: el barco cochambroso en el que llega; la ausencia de la idiosincrasia racial de los griegos en virtud del mestizaje de siglos con otros pueblos… Pero sobre todo su desilusión con el arte minoico que contempla en el museo Heraclión, adulterado en parte por obra del descubridor de las ruinas de Cnosos, y por ende de la civilización minoica, el polémico Arthur Evans. El poeta se detiene a contarnos la vida y obra de este peculiar aventurero romántico, excusa que le sirve para descubrimos el grueso de lo que se sabe sobre aquella civilización, eso sí, con una visión crítica de las teorías de Evans basadas en sus descubrimientos y plasmadas en sus polémicas reconstrucciones arquitectónicas.
Herbert consigue con este brillante y cercano ensayo acercarnos a un pueblo cuya prosperidad y sabiduría iba en paralelo a la coetánea civilización egipcia. Se trata de un pueblo pacífico «tengo la sensación de que a los habitantes de la Creta antigua les resultaba ajena la soberbia de las grandes civilizaciones», extinguido probablemente por un cataclismo natural que cambió nuestra historia. «Las ruinas de los cretenses son las ruinas de una cuna, de una habitación infantil» sentencia el poeta.
Después nos encontramos con «un intento de describir el paisaje griego» un ensayo en el que el poeta no puede remediar las citas históricas, mitológicas y culturales. «La almita» es una reflexión freudiana a partir de las sensaciones que el propio padre del psicoanálisis experimentó en su primera visita a la Acrópolis. Precisamente el siguiente ensayo aborda toda la historia de aquel conjunto arquitectónico cuyo corazón es el Partenón. Desde su construcción planeada bajo el mandato de Pericles, casi cinco siglos antes de la llegada de Cristo, pasando por el destrozo perpetrado por tropas venecianas en el s.XVII, hasta los intentos de reconstrucción contemporáneos. Un breve e intenso recorrido por la cuna de piedra de nuestra civilización.
«La cuestión de Samos» nos acerca a uno de los episodios más cruentos y espinosos del dominio ateniense en esa coalición de ciudades-estado libres que lideraba. El poeta nos deja una hermosa e inquietante moraleja pacifista de aquel episodio: «cuando regresan de la guerra, los invasores traen escondido entre los pliegues de su uniformes y en las suelas de sus botas un germen que contagiará a su propia sociedad y corromperá sus propias libertades.»
Los últimos dos ensayos, “sobre los Etruscos y “clase de latín” se alejan de epicentro griego para dar la mano a historias que más tendrán que ver con los romanos pero que enraízan con la cultura clásica.
Lo que encontramos en este volumen es un puñado de ensayos eruditos, llenos de citas a historiadores y obras clásicas como por ejemplo las «Vidas paralelas» de Plutarco o a historiadores clásicos como Tito Livio, pero sobre todo son ensayos que transmiten a la perfección la pasión de Herbert sobre la historia y cultura clásica. Una pequeña y brillante lección de historia de la mano de un viajero culto y sensible.
Que bueno!!! ojalá lo consiga. Parece ser una genial herramienta para el estudio
Digna continuación de la poesía de viaje helenista, muy al estilo de Durrell o Nordbrandt. Hay libros que deben escribirse, y en la universalidad de su público y de sus temas reside su obligatoriedad.