Lara Moreno nos presenta Por si se va luz, su primera novela tras diversos libros de poemas y de relatos. “Una obra intimista en la que trato mucho con sentimientos, con la relación de cada uno con su cuerpo, con su frío, su calor, su dolor y sus miedos”.
Una pareja sobre los treinta decide romper con la civilización y marcharse a un pueblo casi deshabitado. “No se llevaron nada o casi: ni siquiera el gusto por la aventura”. El único aparato que viajó con ellos fue el coche que dejaron abandonado en la puerta de la casa del antiguo boticario y una máquina de escribir ‘por si se va la luz’.
Una obra intimista en la que trato mucho con sentimientos, con la relación de cada uno con su cuerpo, con su frío, su calor, su dolor y sus miedos
En aquel lugar Nadia y Martín solo tienen tres vecinos, Enrique, hombre fuerte que “regenta” un bar, Elena una mujer mayor amiga de remedios, tisanas y masajes así como animales, y Damián un anciano que después de la muerte de su mujer solo vive lleno de temores.
Es interesante como la describe su autora: “Novela de personajes con la que intento transmitir como te atraviesa la vida con dudas, crisis, temores al futuro o al pasado”. Sin duda, es una obra que disemina más preguntas que las que contesta. Cuando queremos saber el motivo Lara nos dice “En nuestra sociedad nos falta pensar. Mis personajes tienen que enfrentarse a la naturaleza como espejo para crecerse o para destruirse y se ven obligados a buscarse a sí mismos o a encontrarse sin quererlo. Todos sufren transformaciones, todos cambian, algunas son positivas.”
Novela de personajes con la que intento transmitir como te atraviesa la vida con dudas, crisis, temores al futuro o al pasado
Quizás el planteamiento de la obra pueda parecer extremo, enfrentar a una pareja de urbanitas, no a la supervivencia pero si la ausencia de todo lo habitual cuando su relación precisamente hace aguas. “Primero fue la idea del aislamiento. Comencé a escribirla al comienzo de la crisis. Parto del desasiego al fin de los recursos. Pero me gustaba el escenario, encerrarlos me iba a dar herramientas para trabajar y me iba a obligar a centrarme en ellos y no poder escaparme de su círculo al exterior.” De hecho no hay exterior, tan solo una organización que les llevó allí y a la que temen sin motivo aparente.
Dos personajes más se incluyen mediada la propuesta. Ivana y la niña que trae consigo. El frágil equilibrio se verá probado con su presencia.
¿Por qué una escritora de relatos y poesía salta a la novela y más en concreto a esta obra aparentemente compleja? Lara dice: “Senti la necesidad de salir de mi misma y de mi juego literario para hablar de algo mucho más global y situarme dentro de personajes que no tienen nada que ver conmigo misma. No quiero sentar cátedra sobre cómo se ha de vivir. Para mi es una novela de personajes entrañables con largos soliloquios.»
Le recuerdo la canción de Simon&Garfunkel “I am a rock, I am han Island” para saber si sus personajes se sienten así. Sonríe, escuchaba de pequeña al dúo norteamericano. “Cada primera persona de esta novela es una isla y son islas concéntricas que se necesitan sí o sí. No como dependencia pura sino como algo mucho más hermoso, relaciones amables” Y eso efectivamente es lo que hayamos, como el entendimiento surge, la ayuda, la necesidad de comprensión y el apoyo.
Cada primera persona de esta novela es una isla y son islas concéntricas que se necesitan sí o sí. No como dependencia pura sino como algo mucho más hermoso, relaciones amables
Hay quien la ha comparado con Intemperie de Jesús Carrasco, una obra rural con una violencia real y latente fuerte. También guarda parecido en su idea inicial con Fin de David Monteagudo antes de que vire a la fantasía. Me sorprende el equilibrio que muestra para no caer en lo fácil, en la violencia del grupo reducido ni en la fantasía que cabría al final de cada línea.
“Me interesaba de la fantasía la extrañeza, el enrarecimiento, la incertidumbre y el desconocimiento. Por eso tiene de todos estos términos. Procuro evitar otros tipos de fantasía, por eso he intentando no dejar nada abierto, ninguna puerta a la fantasía. Sobre la violencia he jugado con cierto grado de tensión y violencia latente, verbal, interna. El paisaje también aporta cierto grado de violencia, frío, calor, sequía, pero no me interesaba bregar con
la violencia
física, prefería que los sentimientos fueran más habituales, al fin y al cabo la violencia física no es que suframos todos los días”.
Me interesaba de la fantasía la extrañeza, el enrarecimiento, la incertidumbre y el desconocimiento
A nosotros nos ha parecido una obra que genera imágenes que perdurarán en la memoria del lector por mucho, reflexiones a las que obliga y de las que disfruta a cada paso quien se acerca a esta obra. Quisiéramos saber qué le gustaría a su autora legar al lector de su libro: “Que le quedara un buen recuerdo, que lo pasase bien, no como diversión, sino como historia que le atrapa. Que las ideas lanzadas se las pueda plantear y pensar sobre ellas mientras lee”.
Sobre la violencia he jugado con cierto grado de tensión y violencia latente, verbal, interna
Por si se va la luz es una de las propuestas más atractivas de esta temporada una novela de personajes que intenta bucear y hacerse preguntas sobre cómo nos relacionamos, nos queremos y nos odiamos dentro de un marco de inquietud fuerte sobre el fin del sistema mundial como lo conocemos.
Que le quedara un buen recuerdo, que lo pasase bien, no como diversión, sino como historia que le atrapa. Que las ideas lanzadas se las pueda plantear y pensar sobre ellas mientras lee
Tengo que apuntarlo para próxima lectura!!!https://bit.ly/5dtocdl
Una trepa más que logra alcanzar su cumbre.