Algunas obras literarias pasan desapercibidas sin ningún motivo aparente pese a su notable calidad. El bello amor humano es una de ellas. Quizás su presentación perveraniega haya impedido una mayor difusión o tal vez el hecho de ser un autor haitiano haya frenado algún posible lector prejucioso. Sea cual sea la razón, es nuestra obligación rescatarla del olvido de la anterior temporada y ofrecerla como lo que es: un pequeña obra maestra.
Lyonel Trouillot es un poeta y narrador nacido en Haití donde reside. Su país es su mundo narrativo y dentro del área francófona es una voz importante y comprometida. Como sucede habitualmente con los poetas que novelan su lenguaje, sus imágenes, sus estructuras narrativas y su temática son diferentes. Tersas, ondulantes, casi musicales en la forma, profundas y melancólicas en el contenido.
La novela esta articulada en dos partes de longitud desigual tomando la forma de dos monólogos. El primero lo narra un taxista haitiano que conduce a la joven europea Anaïse a una aldea remota. Ella está buscando a la familia de su padre, pero mas ago vuelve a la fuente de su pérdida, la misteriosa muerte de su abuelo en un incendio que destruyó su casa y la de su amigo militar con quien tenía una extraña relación y junto a quien murió esa noche. Thomas, el taxista, filosofa mientras la lleva sobre el nulo entendimiento de las relaciones y posibilidades de su país que tienen los turistas, los extranjeros. Avanza sobre el origen de los hombres que murieron y sobre la investigación que se abrió. Le da a Anaïse todas las pistas sobre su vida, la de sus abuelos y sus padres. En su monólogo se hallan las claves irresolubles.
La figura del monologo directo a la joven sentada en su coche le da una gran fuerza a la historia, ya que parece desafiarnos directamente y preguntarnos acerca de nuestra concepción de la vida y la felicidad. Thomas describe la vida de la aldea donde todo sucede de una forma que parece atacar directamente al estilo de vida occidental.
Luego llega el turno para hablar a Anaïse de sí misma. Sus profundas reflexiones marcan su corta confesion. «la única libertad que me ha faltado es la de descubrir por mí misma las cosas que valen la pena». Rebate los argumentos de Thomas sobre los occidentales abriéndole la mente al sinfín de otros traumas que los países civilizados imponen y mas aun a los desplazados.
Las preguntas sobre el propósito de nuestra vida, nuestra existencia y cómo usarla, bien en beneficio propio o de los demás sobrevuelan la novela. ¿Hay razón para luchar mas allá de uno mismo? ¿Hay que ayudar o vengarse? ¿Somos tan diferentes los negros y los blancos, los ricos y los pobres, los del tercer mundo y los del primero?¿qué más da nuestra presencia en el mundo cuando ya es demasiado tarde para hacer nada ?
Definitivamente Lyonel Trouillot ofrece una novela de gran calidad, lleno de poesía viva, repleta de imágenes que llaman a la fraternidad y la concordia entre los seres humanos que sueñan con una vida y un futuro mejor.