De entre las lecturas que este verano han amenizado mis vacaciones deseo destacar El amante del israelí Abraham Ben Yehosua. Una novela capaz de reflotar el gusto por la literatura desde unas premisas y perspectivas que ligeramente diferentes de las que gustan a las masas.
Aquí en España hace un lustro Yehosua consiguió hacerse un pequeño hueco entre la crítica literaria con su obra Una mujer en Jerusalén editada por Anagrama. Una novela introspectiva, a ratos kafkiana, capaz de utilizar el triste decorado de la guerra continua en Israel para subrayar las carencias individuales. Muy conciliadora y actual prescindía de lo público para trasladar el conflicto a lo íntimo.
Ahora, con la reedición por Duomo de El amante tenemos la posibilidad de viajar al comienzo narrativo de Yehosua con esta obra de 1977, quien desde su origen planteaba las mismas cuestiones: la culpa, el propósito de la vida, los prejuicios, la convivencia, el perdón, la muerte, las creencias, el amor, la guerra y el vacío. Con esos ingredientes el autor hebreo teje con una madeja de seis hilos, seis personajes que en primera persona van contando sus vivencias entrecruzadas, un tapiz del Israel moderno.
“En la última guerra perdimos un amante. Teníamos un amante y desde aquella guerra no existe. Simplemente desapareció. Él y el viejo coche Morris de su abuela. Han pasado ya seis meses y no hay rastro de él.”
Con esta introducción, que es toda una declaración de propósitos, conocemos a los tres personajes principales. Adam el esposo engañado, Asia, la esposa infiel, y Gabriel el amante. La abuela de Gabriel hace su aparición también en estas primeras frases. Solo nos falta Dafne, la hija del matrimonio y Naím, el joven árabe, mecánico del taller de Adam que inicia una relación con los demás.
Yehosua no necesita más. Solo echar a rodar la idea inicial originada en la guerra del 73 del YomKippur y mover los personajes a su antojo como marionetas vitales.
No, no es una novela romántica ni mucho menos, sorprende si acaso por la elipsis del motivo principal y el énfasis en todos los secundarios.
El amante tiene unos primeros capítulos ásperos y duros de cuadrar. Un campo de minas que ahuyentara al lector ocasional para que el avezado, una vez sorteados los escollos, tenga ante sus ojos una novela madura, bien construida, que trata con profundidad los temas más difíciles y, que se muestra comprometida solo con la literatura y con la vida, al margen de los demás conflictos.
Primera parte de la Trilogía de amor y guerra con un fuerte contenido onírico es una buena obra recomendada para que quienes quieran comenzar la temporada literaria apuntando bien alto.
Lo que he leído de Yehoshua me gustó (Una mujer en Jerusalén). Tenía pendiente leer algo más suyo, para confirmar que estaba ante un buen autor y no sólo ante un buen libro. Anoto «El amante» porque creo que seré capaz de sortear los escollos y las minas antilectorocasional 😉
Saludos