Según los seguidores del autor japonés volver a tener un nuevo Murakami en castellano es sumamente refrescante y gratificante. Su prolífica obra permite que mientras esperan recibir una novela nueva ya hayan podido leer Baila, baila, baila y esta breve, pero sustanciosa, colección de relatos que toma como base el seísmo de Kobe en 1995.
Escrita en el año 2000, se fundamenta en sucesos tangenciales, que solo rozan de pasada las consecuencias del terremoto, para presentarnos seis relatos con seis personajes en el foco de luz, quienes se enfrentan a situaciones transcendentes, huérfanos de apoyos externos, actuando con un libre albedrío extraño dentro de la típica atmósfera murakamiana.
Los seis textos son variados. Algunos son realistas, como el primero de ellos que, pese a su título Un ovni aterriza en Kushiro, versa sobre un matrimonio cuya esposa se queda bloqueada varios días viendo las noticias del terremoto en tv para luego desaparecer. Su marido, ya solo, emprende un extraño viaje de vacaciones. El último relato cuento tiene un perfil amoroso que resulta curioso en Murakami, la relación entre tres jóvenes amigos de la universidad que acaba en matrimonio equivocado y la segunda oportunidad que la pareja correcta tendrá.
Los otros cuatro textos sirven para desplegar las virtudes y las fobias del escritor nipón.
Todos los hijos de dios bailan preludia la manía por las sectas y grupos religiosos -por algunos en concreto- de Murakami, la cual se presenta con más detalle en su libro posterior 1Q84. También se mueve al filo de la fantasía sin llegar a entrar en ella.
Rana salva a Tokyo es el texto más curioso, plenamente fantástico, brutal, casi parece que lo ha escrito su compatriota Tsutsui.
Dejo para el final los dos mejores: Tailandia: es un texto impecable, redondo, una calidad literaria muy alta. Una doctora japonesa abandona EEUU desencantada con su ex y con el país. Como terapia visita Tailandia invitada por un amigo, quien la deja en manos de un viejo y sabio chófer. El sentido de su existencia, el perdón y la culpa estarán presentes para buscar la redención.
Paisaje con plancha no alcanza el nivel del anterior pero es capaz de conectar con el lector. El fuego, el mar, la juventud, la rebeldía y el deseo de encontrar un refugio emocional son sus claves.
Concretanto: una obrita que sabe a poco pero que cumple con su papel de aperitivo sustancioso y tentempié mientras llega su nueva y esperamos que importante obra.
Tengo pendiente este autor, y creo que voy a empezar con este. Mil gracias por la reseña! https://bit.ly/cdlabril
De Murakami os recomiendo, si sois aficionados a correr, ‘De qué hablo cuando hablo de correr https://deporadictos.com/correr-no-es-de-cobardes/‘