Podría sostenerse, sin menoscabo de vulnerar la realidad, que uno de los principios de actuación del hombre ha sido siempre el propiciarse bienes, algo que diese consistencia y firmeza a un bienestar necesario. Otra cosa sería ya el considerar los métodos aplicados para ello. Y aquí la historia de ese hombre protagonista, una vez más, es muy ilustrativa. Si este principio de apropiación lo aplicamos al mundo y los intereses de la mar, hemos de considerar, en efecto, que “la piratería es tan antigua y universal como la navegación. Durante mucho tiempo, en Occidente, el mar fue considerado como un espacio más allá de la ley. El más fuerte se hacía el amo”. Y aquí tenemos el pilar fundamental en que se apoya el interesantísimo contenido de este libro.
“El término pirata apareció por vez primera en un texto latino del principio de nuestra era. Los Césares de Roma dominaban el conjunto de la cuenca mediterránea. Se consideraba pirata a aquel que saquease el barco de otro, no respetando el derecho de propiedad”. El mar, el gran horizonte que se había abierto a la curiosidad humana y que habría de propiciar el escenario del desarrollo cultural, fue también objeto de disputa de los bienes que podía propiciar, tanto entre las naciones como entre los hombres. Y he aquí que “dos milenios después, esa definición sigue siendo actual: al pirata de hoy en día lo consideramos jurídicamente un ‘empresario privado’ que recorre los mares para adueñarse por la fuerza de embarcaciones, sea cual fuere su origen”.
En un estudio profundo, muy documentado y expuesto con verdadero entusiasmo contagioso para el lector, el autor nos irá desgranando, en este texto lleno de viveza expresiva, los distintos ‘apartados’ necesarios para el conocimiento de esta particular actividad humana a lo largo de la historia. Así, después de entrar en una preciosa ‘Sala de los mapas’ se abordan trabajos de investigación y estudio como ‘Del filibusterismo a la piratería (1522-1725)’ que es el período principal que se ha acotado como estudio, ‘De los puertos y los hombres’ ‘Lo que debe saber un filibustero antes de hacerse a la mar’ y ‘Mitos y realidad’ donde, entre otras consideraciones, se nos habla de la vida cotidiana de un filibustero o de Hollywood y el filibusterismo fácil.
El texto tiene la virtud de utilizar un lenguaje claro y culto a la vez, la información es riquísima, y Anexos como ‘Captura o incendio de barcos’ o ‘Principales capitanes filibusteros franceses y extranjeros’ añaden interés y disfrute a este libro que bein estaría considerar de consulta obligada. Y para aquel lector entusiasta hay aún una advertencia culta, y es la del conocimiento de algunos términos marinos y geográficos imprescindibles, o, dicho en palabras del autor: “pero antes de embarcar en pos de las huellas de esos piratas, filibusteros y otros corsarios, este glosario le ofrecerá ciertas nociones para este viaje en el tiempo y en el espacio”.
Siempre, siempre la seducción de la aventura.