

Completamente controlado por fuerzas invisibles que se mueven alrededor de él, Murakami le deja indefenso en gran parte de la novela manipulado por la voluntad del hombre carnero y por unas extrañas mujeres a las que tiene la facultad de concitar su amistad, una recepcionista del hotel, una niña, hija de una fotógrafa famosa, y la misma artista. El hombre carnero personaje conocido por su anterior obra La caza del carnero salvaje y la prostituta Kiki con la que se alojó en el hotel constituyen la puerta a un mundo irreal, oscuro y violento.
Todos son hilos conectados, líneas invisibles que nuestro protagonista deberá ir uniendo para saber cuál es su papel. Nunca tendrá claro si es un mesías o un títere pero mientras tanto nos lleva a todos a un viaje murakamiano alucinante.
Música de los 80, psicología, parapsicología, lluvia, nieve, Murakami germinando en estado puro, ni cómos, ni porqués, simplemente una historia que va fluyendo a ambos lados de la realidad bajo cuyo caudal avanzamos sin intuir siquiera la desembocadura.
Pepe Rodríguez
Me gustará conocer mas sobre el tema .