“La leyenda de una casa solariega” es uno de ellos, muy interesante por su argumento pero también por los paralelismos con su vida. Se trata de una narración sencilla, que al principio da la sensación de que encadena sucesivos cuentos a partir de personajes secundarios del anterior, pero que en realidad va tejiendo una historia coral que sin embargo tiene dos claros protagonistas: Gunnar Hede, el joven violinista hechizado y convertido en un loco e Ingrid, huérfana acogida por una familia de artistas ambulantes que une su destino al del loco violinista. Como nos explica la traductora en el citado postfacio, ambos personajes son alter egos de la autora, e incluso la casa solariega, eje central de la historia, representa sin duda la casa familiar de Lagerlöf, fundamental en su vida.
Pero todo eso no es más que un aliciente al disfrute de una narración deliciosa, sencilla e intrigante que nos recuerda al mito de la bella y la bestia. Lagerlöf nos traslada a los bellos y evocadores parajes de Dalecarlia y Uppsala, descritos con gusto campestre propio del romanticismo. Con ese espíritu decimonónico y aventurero plantea esta trama donde los protagonistas transitan por estados tan espeluznantes como la locura o la muerte. No menos interesante es el poder a la vez subyugador y liberador que el arte juega en esta historia, por cierto, sin necesidad de caer en tentaciones metaliterarias.
Para mí sin duda lo más importante del cuento es que cumple con creces con su función de entretenimiento no exento de cierta moralina. Ha sido un placer transitar de nuevo por el universo de Selma Lagerlöf, quizá un poco olvidada fuera de Suecia y que gracias a esta magnifica edición de la editorial Funambulista, podemos volver a disfrutarlo como si fuésemos aquellos niños que viajábamos junto a Nils Holgersson.
Daniel Vega
FICHA DEL LIBRO