Wilson el chiflado – Mark Twain

Mark Twain es un escritor íntimamente ligado al gran río, al Mississippi, tanto en su vida, pues fue piloto de un barco de vapor de los que por el río navegaban, como en su obra literaria. Samuel Langhorne Clemens, más conocido por Mark Twain (Florida, Missouri, 30 de Noviembre de 1935 – Redding, Connecticut, 21 de abril de 1910), seudónimo con el que comenzó a firmar sus obras, adoptado de una expresión típica de los cantos de trabajo de los negros en los riverboats del río Mississippi, que significa «marca dos brazas», el calado mínimo necesario para la buena navegación. LEER MÁS


Casi toda su obra tiene un marcado acento autobiográfico. En sus personajes hay siempre algo de él. Sus viajes, sus recuerdos, sus fantasías están reflejadas en su producción literaria.
Sus dos novelas más famosas son fiel reflejo de lo expuesto anteriormente. Las aventuras de Tom Sawyer y, su continuación, Las aventuras de Huckleberry Finn, que según Faulkner y Hemingway dicen que marca el comienzo de la literatura norteamericana: todos los textos estadounidenses proceden de este libro. Nada hubo antes. Nada tan bueno ha habido después.

Otras obras clásicas suyas son, también, las novelas históricas El príncipe y el mendigo, cuya acción discurre en la Inglaterra del siglo XVI, con un interesante juego de identidades, y Un yanqui en la corte del rey Arturo, en la que un personaje contemporáneo, el perito industrial Hank Morgan, tras sufrir un golpe en la cabeza es transportado hacia ago en el tiempo a la Inglaterra medieval.

Es conocido como el Charles Dickens norteamericano porque ambos fueron maestros del género narrativo, al que imprimieron ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social, destacándose en sus obras descripciones de gente y lugares. Pero también se le relaciona con el llamado realismo norteamericano, al igual que Henry James y Theodore Dreiser.

Sin embargo, algunas obras de este afamado escritor suelen ser relegadas a la categoría de “menores”, aunque de menor no tengan nada, pues quizá sean tildadas así por no ser tan famosas o poco conocidas por los lectores, pero no por ello carecen de una gran calidad e importancia. Entre éstas se podría catalogar la novela publicada por Twain en 1894, Wilson, el Chiflado, (Pudd´nhead Wilson), editada por Tusquets y traducida por Inés R. Sáenz.

En ella no hay una trama única, como así lo parece indicar el título de la misma, pues el personaje de Wilson casi es un mero espectador que observa, se limita a tomar huellas dactilares y tiene conocimientos de quiromancia así como de leyes pero, no obstante, será él quien aclare finalmente los acontecimientos delictivos que se van sucediendo en Dawson´s Landing y que el narrador nos va relatando en tercera persona. Esta ciudad estaba situada, en Mississippi, del lado del Missouri, a media jornada en vapor al sur de St. Louis, según aclara el autor.

Una serie de pequeños robos se producen en casa de sr. Percy Driscoll, una de las personas más importantes de la ciudad. Una de sus esclavas, que cuidaba a su hijo y al de su amo, ambos nacidos el mismo día y en la misma casa, decide intercambiar a los bebés, por temor a que el suyo fuese vendido río abajo. Así, el hijo de la esclava pasa a vivir a la casa del amo y el del amo con ella. Con el paso de los años se van produciendo una serie de sucesos en la ciudad, robos, un duelo en el campo del honor, el asesinato del señor Percy Driscoll, desaparición de una daga de valor que sería el arma utilizada para cometer el homicidio, hecho del que es acusado sin pruebas aclaratorias el propietario de la misma, y una misteriosa anciana a la que ven salir de una de las casas.

Estamos, pues, ante una novela claramente policíaca, género que cultivó Twain en bastantes ocasiones. Un detective especial, como es Wilson, al que todos tildan de chiflado, al que ignoran y compadecen, y él se deja llevar por ese trato que le da la sociedad. Pero más de uno se da cuenta de que no es lo que la gente cree. En realidad, es una persona adelantada a su tiempo, que cree en la ciencia y en la filosofía, que la encontramos al comienzo de cada capítulo en forma de reflexiones personales, con cierto tono de ironía.

Twain era un excelente narrador y tal era el realismo con que el nos describía la vida de esa pequeña ciudad que parece que el propio lector se transporta en el tiempo a esa época. Su hábil descripción de los personajes, las costumbres de sus habitantes, la relación entre el amo y sus esclavos, que trabajaban una tierra fértil, donde crecía el grano y se criaban cerdos, el dinamismo de la acción y el tono humorístico del estilo, aunque también había cierto descontento con la sociedad de su época. Ese descontento se mostraba en la relación con los esclavos a los que se les amenazaba con venderlos río abajo, donde eran tratados con más dureza.

Se nota el cambio de su personalidad, pues encontramos notas de pesimismo en esta obra. Ya no era el autor alegre, divertido, cuyos personajes infantiles hacían travesuras y se enfrentaban a la rigidez de la sociedad de la época, porque buscaban la libertad, esa libertad que se encontraba río arriba. Ahora su personalidad había cambiado influida por una serie de desgracias familiares y al fracaso en sus negocios, que provocarían un pesimismo en la manera de ver las cosas e influirían, por lo tanto, en su vida.

Cuando empezamos a leer esta novela parece que, en un principio, no nos entusiasme mucho pero a medida que nos introducimos en su historia hace que nos interesemos más, dada la variedad de sucesos que se van relatando en la novela, cosa que nos animará a seguir leyendo para ver qué pasa en el siguiente capítulo, por lo que recomendamos su lectura y el lector que se decida a hacerlo verá que habrá valido la pena hacerse con una obra no tan famosa pero no por ello menos interesante y entretenida que las mencionadas anteriormente.

Galaico

FICHA DEL LIBRO

Título: Wilson el chiflado | Autor: Mark Twain | Editorial: Tusquets | Páginas: 232 | Precio : 6€ |