Entrevista a Leonardo Cervera – La guerra de mi abuelo

– La guerra de mi abuelo es un libro que gusta y del que se aprende.

Gracias. El objetivo primordial de una novela es entretener y emocionar. Si además, el lector aprende algo que no sabía, !pues miel sobre hojuelas!

– ¿Supone un enfoque distinto a lo que estamos habituados a leer sobre la guerra civil española?

Sí, creo que hay que superar el enfoque frentista de “buenos” y “malos” y evitar en la medida de lo posible las etiquetas políticas cuando se explica la guerra civil, sobre todo a los más jóvenes. La historia se ha encargado de poner en su sitio a las ideologías políticas (fascismo, anarquismo o comunismo) que se enfrentaron a muerte en los campos de batalla de la guerra civil española. Modestamente, creo que ha llegado la hora de que los españoles utilicemos la memoria histórica de manera constructiva: para enseñar a nuestros jóvenes a donde puede llegar una sociedad si se pierden los valores del pluralismo político y el respeto a los derechos humanos. LEER MÁS


– Un abuelo y un nieto. Dos épocas alejadas en el tiempo pero que se complementan. El abuelo le cuenta sus “batallitas”, como él dice y el nieto le enseña informática. Preciosa la escena final del libro. ¿No se imaginaba el abuelo que con las nuevas tecnologías se iba a reencontrar con su pasado?

Son muchos los que me han dicho que se han emocionado con la escena final del libro. Es normal pues al llegar a los últimos compases de la novela, se tiene mucho cariño a los personajes, y la relación entrañable que se crea entre el abuelo, que representa el pasado, y el nieto, que encarna el futuro, resulta muy emocionante.

– He leído varias novelas sobre la guerra civil pero esta es distinta. ¿Cree que con este enfoque los jóvenes , por fin, se acercarán más a esa dura realidad que a penas conocen?

Mi gran esperanza es que este libro se convierta en lectura recomendada en muchos colegios e institutos. Algo tan terrible como una guerra fraticida que acabó con la vida de más de seiscientas mil personas, en su mayoría civiles e inocentes, no debería olvidarse tan fácilmente. Y no porque se busque reabrir viejas heridas, sino porque es nuestra obligación moral honrar la memoria de las víctimas y agradecer a nuestros abuelos y bisabuelos, los sacrificios que tuvieron que hacer para sacar adelante un país en ruinas y la generosidad que demostraron para perdonar y mirar hacia el futuro.

– ¿Fue difícil documentarse para escribir la novela?

Gran parte del esfuerzo de documentación viene de un libro anterior: “La Primera en el Peligro de la Libertad” (Arguval, 2007), que es otra novela ambientada en la guerra civil en Málaga. Pero sí, he pasado muchísimas horas consultando archivos y bibliotecas para dotar a ambos libros de gran verosimilitud.
– ¿Se siente identificado en alguno de los personajes de su novela?

No, realmente. ¡La mayoría de los personajes son mucho más valientes e interesantes que un servidor! El personaje de José Ávila tiene cosas en común con mi abuelo Leonardo, al que nunca conocí personalmente pero al que he llegado a conocer por los relatos que circulan en la familia, y el personaje de Pedro, el nieto, se comporta de manera similar a como lo haría mi hijo Leonardo, de catorce años. Qué duda cabe que siempre hay algo de ti en los personajes que creas sobre el papel.

– ¿Cicatrizarán alguna vez las heridas que aún no se cerraron definitivamente? 75 años son muchos para que haya gente que aún siga tirándose los trastos a la cabeza cuando se conversa sobre la guerra civil.

Las guerras civiles son sucesos muy traumáticos que provocan heridas que tardan mucho tiempo en cicatrizar. La guerra civil estadounidense, de la que pronto se cumplirán 150 años, sigue muy presente en la memoria colectiva de los Estados Unidos, por ejemplo. Lo que es absurdo (o incluso deleznable) es que todavía haya gente que pretenda hacer política con el recuerdo de la guerra civil.
– ¿Es difícil editar un libro como este?

No es fácil conseguir un editor. Tu manuscrito, bueno o malo, tiene que competir con decenas, centenares de obras que le llegan al editor, y en esa marabunta editorial que se produce, la suerte juega un papel muy importante. Por fortuna, yo ya conseguí que me publiquen mi tercer libro, por lo que creo que voy dejando ago la etiqueta de “neófito” y confío que será más fácil publicar en el futuro.

-Ya, para finalizar, ¿se siente uno muy extraño en Bruselas? Costumbres distintas, otro idioma, etc.

Al principio, resultaba duro vivir en tierras de Flandes, pero ya son doce años en Bruselas y a todo se acostumbra uno… En realidad, los europeos nos parecemos más de lo que parece a primera vista y cuando se supera la barrera del idioma (algo que no es fácil pero que también se consigue con el tiempo) te das cuenta de que belgas, franceses o alemanes tienen mucho en común contigo y puedes hacer grandes amigos.

Muchas gracias por su atención y le deseo todo el éxito del mundo con su novela, que seguro que lo tendrá. Un placer haber conversado con usted aunque fuese en la distancia.

Muchas gracias a vosotros, por vuestra amabilidad y por haceros eco de La guerra de mi abuelo y contribuir así decisivamente a su difusión.

Galaico