El tiempo mientras tanto – Carmen Amoraga

No se les puede negar a los jurados del Premio Planeta olfato para el tirón comercial. Han dado con la panacea del éxito: escritora más novela de sentimientos. Nada que objetar: el público femenino es –dicen- el que lee mayoritariamente y está en su derecho a pedir lo que le interesa, mal que les pese a muchos.

La valenciana Carmen Amoraga lleva una trayectoria notable: en 1997 obtuvo el Ateneo Joven de Sevilla con Para que nada se pierda, más tarde fue finalista del Nadal con Algo parecido al amor y ha vuelto a quedar finalista del Planeta con El tiempo mientras tanto. LEER MÁS

Como no podía ser de otra manera, ante tanta buena estrella ya se han alzado los recalcitrantes acidtongued para restarle méritos e intentar rebajarla colgándole el sambenito de escritora romántica. Pero, ¿que significa romántico? Porque, si por romántico entendemos todo aquello que afecta al sentimiento, la lista de escritores (masculinos) que se agruparían bajo dicho paraguas sería interminable: Sófocles, Virgilio, Victor Hugo, Shakespeare, Stendhal, Nabokov, Bécquer, Fitzgerald, Galdós, Muñoz Molina

Lo que existe, más bien, es un problema de diccionario, un vacío léxico entre la novela rosa (que es lo mismo de buena o mala que la literatura vampírica, por ejemplo) y lo romántico, un vocablo que integre lo sentimental y se distancie del sentimentalismo.
Hecha esta puntualización conviene aclarar que la novela de Amoraga no es el drama de una pobre chica, María José, que queda en coma tras un accidente de tráfico y de su atribulada madre que la atiende escindida entre el deber y la culpa. El tiempo mientras tanto habla de otro drama, el de la frustración por no haber vivido las vidas que quisimos o que creímos querer. Dicha frustración no es baladí ni anecdótica, afecta a todo quisque en mayor o menor medida, la padeció hasta la enajenación Alonso Quijano.

Con acertada voz narrativa y huyendo de imposturas maniqueas se desdobla Amoraga en María José, Pilar, Fermín, Paco y Marga para componer un collage de ilusiones truncadas, rivalidades, egoísmos, engaños y rencores, un pequeño repertorio de la amalgamada condición humana. Especialmente conmovedora es la relación –o ausencia de ella- entre los padres de la accidentada, Pilar y Paco, cimentada en la conveniencia y carcomida por recíprocas expectativas fallidas. Y sin embargo, al trasluz de su resentimiento, a Pilar le lastima el solitario dolor de Paco ante la desgracia de su hija. No nos es del todo indiferente el prójimo si su dolor es el nuestro, parece sospechar Pilar mientras la ocasión de averiguarlo y quizá de hacer reparaciones se le ha echado encima, un agorero tempus fugit que la escritora nos asesta desde el título.

Perturbadora es también la truculenta –y por ello verosímil- historia de Goumba, el pequeño inmigrante cuyas ensoñaciones de prosperidad europea se ven trágicamente defraudadas por un resbalón en un charco de lluvia y aceite.

El argumento de esta novela recuerda remotamente a la película Hable con ella, no en vano la menciona Amoraga en las primeras páginas. Por cierto, no hemos oído nunca que a Pedro Almodóvar, cuyo cine es puro sentimiento hiperbólico, se le haya llamado nunca cineasta romántico. ¿O sí?

LALE GONZÁLEZCOTTA

FICHA DEL LIBRO

Título: El tiempo mientras tanto | Autor: Carmen Amoraga | Editorial: Planeta | Páginas: 304 | Precio : 21€

7 comentarios en «El tiempo mientras tanto – Carmen Amoraga»

  1. Leí la novela hace unos meses, me gustó. Además, hay algo en ella que tocó la fibra sensible: nombra a El Perelló. Es una historia bien narrada que está gustando bastante en la Biblioteca.

  2. Dos cosas me van a impedir leer esta novela:
    1- Ha sido finalista del Premio Planeta, y visto (bueno, “leída”) cómo es la que ha ganado, mejor ahorro tiempo para otras lecturas, y
    2- “Escritora más novela de sentimientos”. Gracias por ser tan directos; me he ahorrado incluso el tiempo de leer esta crítica.

  3. José Luis, eres un hombre lleno de prjuicios, peor para ti. Esta es una gran novela, que puede gustarte o no, pero tu manera de rechazarla es tan tremendamente soberbia que dice mucho de ti.

  4. Vale, de acuerdo, pero ni aún así tengo intención de leerla.
    De todas formas, ¿te puedo pedir un favor, anónimo? Dime algún título de novela de sentimientos de alguna escritora que te haya gustado y que se pueda parecer a este de Carmen Amoraga, para que me pueda hacer una idea de cómo es, si es posible, ya que mis pretendidos prejuicios vienen de unas cuantas que me he tragado de este tipo, incluido algún reciente Premio Planeta de infausto recuerdo (y de los que obviamente ya me he cansado). Bueno, sólo si quieres, que ya veo que te ha dolido mi comentario (quizás me pasé un poco con la ironía).

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