La luz es más antigua que el amor – Ricardo Menéndez Salmón

Esta novela de este joven pero ya reconocido escritor asturiano, me ha dejado ciertamente desconcertado. Se trata de una obra curiosa, compleja, densa, a caballo entre la novela, el ensayo, la biografía y la crítica artística y literaria. Su título rimbombante de aspecto barroco es la tapadera que aprehende una compleja emulsión de esencias intelectuales, filosóficas y artísticas que hay que liberar con mimo y mesura. Este es un libro para ser saboreado lentamente, con la mente despejada y el diccionario a mano. Menéndez Salmón no se lo pone fácil al lector, su apuesta es conscientemente arriesgada, concebida como un puzzle de piezas irregulares de una belleza hermética que quizás se evapore en el conjunto. (leer más)


La historia de tres pintores diferentes, dos ficticios y uno real, sin más nexo aparente que el de ser elegidos para la novela más compleja de un joven escritor, bastante sospechoso de ser el alter ego del autor, es la excusa argumental para este compendio de reflexiones sobre el arte y la condición humana. Los protagonistas son artistas que sufren esa angustia del que busca e indaga en la vida a través de su arte, predestinados por esa sentencia expuesta por el autor de que todo artista está llamado a la ruina de sus esperanzas.

Entre estas reflexiones también encontramos interesantes interludios narrativos protagonizados por los cuatro personajes del libro, eso si, en una proporción inversa a la acostumbrada en una novela al uso. Las historias están contadas con buen pulso y en ellas hay una constante atractiva que es la relación del artista con el poder. Admirados, censurados, reconvenidos o desahuciados, el artista no deja indiferente al poderoso mientras que él siempre sufre las consecuencias del contacto con el poder terrenal. El rey, el clérigo, el dictador recelan del artista, también el burgués. “Los filósofos aseguran en sus textos que la locura es una categoría inventada por los burgueses para sancionar, vigilar y encerrar bajo llave cualquier comportamiento que ponga en peligro las prerrogativas de su orden”.

En definitiva se trata de un libro complejo, rico lingüística e intelectualmente, pero quizá por encima de las pretensiones del lector medio. Su brevedad y la variedad del foco en el hilo narrativo agilizan su lectura siempre teniendo en cuenta la profundidad de la propuesta, pero no podemos decir que sea un libro de lectura sencilla. Eso sí, quien acepte el reto, quizás logre una suculenta recompensa: reflexiones de calado y un buen número de preguntas bien planteadas sin posibilidad de respuestas unívocas. “La presencia del hombre en el planeta constituye una conversación infinita, cuyas posibles respuestas permanecen siempre aplazadas, entre la inteligencia de nuestra especie y la indiferencia cósmica.”

Daniel Vega

SINOPSIS

Un lunes de 1350, cuando Europa se recupera de la Peste Negra, el futuro papa Gregorio XI visita al pintor toscano Adriano de Robertis para destruir su última obra, la blasfema Virgen barbuda. El 25 de febrero de 1970, el pintor norteamericano Mark Rothko se corta las venas en su estudio de Nueva York. El 11 de septiembre de 2001, mientras el mundo se adentra en la Era del Desconsuelo, el pintor ruso Vsévolod Semiasin redacta una carta en la que revela las razones de su locura.

La historia de estos tres maestros, basada en un enigma —el destino insospechado de la Virgen barbuda de Adriano de Robertis— y gravitando en torno a una idea central —el compromiso del pintor con su arte frente al poder encarnado por Iglesia, Mercado o Estado—, es el eje conductor de La luz es más antigua que el amor, un libro del que nos habla un novelista llamado Bocanegra durante tres momentos cruciales: el nacimiento de su vocación, la muerte de su esposa y su consagración en el año 2040 como gloria de la literatura universal.

Ficha del Libro

Título: La luz es más antigua que el amor| Autor: Ricardo Menéndez Salmón | Editorial:Seix Barral | Páginas 176| Precio 17,50€

3 comentarios en «La luz es más antigua que el amor – Ricardo Menéndez Salmón»

  1. A juzgar por esta crítica, no parece una novela. ¿Por qué algunas editoriales se empeñan en vender como novela textos que se encuadran en el ensayo? ¿No será porque la ficción es mucho más rentable que la no ficción?

  2. Este escritor va de más a menos desde que abusa de la autoficción. En su anterior novela, El corrector, citaba hasta tres veces el título de una novela suya, y en esta, el escritor joven que aspira nada menos que al Nobel es él. Una pena que algunos escritores pongan el ego por encima de la literatura.

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