Tres vidas de santos – Eduardo Mendoza

Siempre resulta agradable tener entre la manos un nuevo libro de Eduardo Mendoza. Más aún cuando aparte de entretenernos disfrutando de su excelente prosa combinada con humor sucinto e imaginación prolija, nos permite hacer comparaciones entre el anteayer, el ayer y el hoy de su pluma al convivir en Tres vidas de santos otras tantas etapas de su literatura. (más)


En su introducción presenta de una forma abarcadora su propuesta, que en absoluto fue pretendida inicialmente, pero que el devenir del tiempo ha unido. Como él mismo explica, el hilo conductor es el título de libro, el cual no hace alusión al sentido religioso que a primera vista se resalta en él, sino más bien a tres personajes de los muchísimos que tienen algo especial, ni bueno ni malo, pero destacable, no socialmente siempre, pero sí literariamente.

El primer relato, el más largo y el más antiguo lleva el tema de La Ballena. El formato que Mendoza utiliza es darle la voz narradora a un chico de la posguerra en la Barcelona burguesa. La celebración de un Congreso eucarístico permite a la familia lateral del chico tener alojado en casa a un obispo mexicano que por motivos políticos ni puede regresar después a su país ni puede quedarse ejerciendo en la España franquista. La vida de este hombre ‘santo’ de una familia a otra y fuera de ellas es la clave de este texto. El tono narrativo nos recuerda a una voz en off típica del ‘Cuéntame’ que desgrana los acontecimientos sin casi análisis de los mismos.

El segundo relato se intitula El final de Dubslav y Mendoza lo modela con una composición plena de reflexiones. El ‘santo’ Dubslav resulta ser un vivelavida sin oficio ni beneficio que se ha aprovechado de los méritos de su madre, científica del campo de la oftalmología, para hacer lo que le viene en gana. Un par de latigazos extraños de su salud le hacen reflexionar y mudarse a vivir al Chad en busca de la razón de su existencia. El premio otorgado a su madre y la muerta notificada en el mismo mensaje de la misma, será lo que le permita reflexionar sobre sí mismo y su papel en este mundo. Multitud de detalles y un último discurso que se convierte en un alegato genial sobre el ideal de la sabiduría y el éxito engloban este texto intermedio en su vida de escritor.

Por último encontramos El malentendido que presenta la relación maestro/alumno de una profesora de un taller literario para un centro penitenciario. La chispa generada por la maestra Fornillos al trocear los textos a leer implica poco a poco en la lectura y después en la escritura a uno de los reclusos, quien después de salir de cárcel se convierte en escritor de éxito, mientras Fornillos malvive si apenas mejoras. El intercambio de papeles entre ambos y la poca integración en su nueva vida más encariñado con lo que fue que con lo que es, le convierte en el tercer ‘santo’. Relato maduro, fresco, vital que Mendoza cuenta de una formato plenamente visual. Parece que no nos narra, que solo divaga, pero su estilo se ha depurado tanto que con marcarnos ciertos hitos nosotros solitos seguimos el camino sin que nos lleve de la mano.

En resumen, un libro interesante desde los dos puntos de vista, primero conocer esos santos sin altar y segundo percibir la evolución narrativa del bueno de Mendoza. Notables méritos como para ser uno de los libros más leídos y regalados de este otoño.

RESEÑA DE LA EDITORIAL

De extensión y ambientación diversa, estos tres relatos guardan un rasgo común. En ellos hay personajes que podrían calificarse de santos: no son mártires ni anacoretas, pero están dispuestos a renunciar a todo por una dea; pueden ser considerados locos o genios y siempre transitan las zonas más oscuras del espíritu.

«La ballena» es el relato más cercano a las crónicas barcelonesas que han hecho célebre a Eduardo Mendoza, y se inicia en el Congreso Eucarístico de 1952; «El final de Dubslav», la de más insólita ambientación geográfica -África-, es una narración de rotunda intensidad con un final impresionante; y por último, «El malentendido» es una profunda reflexión sobre la creación literaria y el difícil diálogo entre clases sociales, además de una variación seria del personaje del lumpen que inspira al detective de El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras.

Hay en Eduardo Mendoza dos facetas como narrador: una paródica y otra seria, siempre con detalles irónicos o humorísticos. En Tres vidas de santos, Mendoza se expresa con voz parecida a la de sus relatos paródicos, pero invirtiendo la proporción entre broma y gravedad. Quien busque en este libro la inconfundible voz de Eduardo Mendoza la hallará junto con su sensata capacidad de reflexión, su ternura y alguna sonrisa.

Ficha del Libro

Título: Tres vidas de santos | Autor: Mendoza, Eduardo | Editorial: Seix-Barral | Páginas: 192 | PVP: 16,50 euros |