Días de menta y Canela – Carmen Santos

¡Qué placer tan grande es leer un libro como Días de Menta y Canela! Un relato sin pretensiones de ser nada importante pero que cumple más que dignamente con todo lo que promete.

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Y es que la valenciana Carmen Santos consigue hacer fácil lo difícil: crear una trama sencilla, cotidiana, llena de realidad y humanidad y sobre todo llena de personajes normales y corrientes: Clara Rosell madurita de buen ver, que empieza tarde a hacer sus pinitos periodísticos, con un esposo y unos hijos que le aman; Héctor Laborda hijo, cuarentón jefe de producción de una empresita zaragozana, bien casado y con mejor futuro que pasado. Y una historia que comienza y termina en Alemania: Un emigrante español muerto en la soledad de su casa con un biblia abierta en el Salmo 51 y una botella de fundador. Clara se lanza en tirabuzón cruzado a por el artículo a dos páginas prometido por su jefe, pasando por encima de Héctor –el hijo del muerto-, de su hermana Anita, felizmente casada con un teutón, su marido Emilio y todos los integrantes de la trama del fallecido entre los que hay un cura español y una valkiria rubia de los años sesenta.

Escrita en primera persona, con un tono de novela negra que le acompaña hasta el final, Días de Menta y Canela rebosa humor por los cuatro costados. Humor del mejor que hay, que no es otro que reírse de uno mismo. Eso es lo que hace Clara con su vida, sus kilos, sus años, su torpeza y con su vida en conjunto. Héctor tampoco le va a la zaga, ya que mete la pata continuamente y es más un brutote rústico que un jefe de fábrica.

Este tipo de humor lo hace muy accesible, normal y ayuda muchísimo a seguir leyendo. Añádase a esto la trama policíaca no demasiado densa que acompaña al caso y una especie de “Cuéntame” a la alemana que nos regala Clara recordando toda su vida de niña y adolescente española emigrante en el Dusseldorf setentil, y tendremos una mezcla que pudiera ser algo infumable si no hubiera sido por la exquista pluma de la Santos que convierte en sonrisas hasta la parte más negra del texto y que nos hará carcajearnos muchas veces.

Lo dicho al principio, una gozada para nuestr@s seguidores y seguidoras cuarentones, maduritos, que se verán reflejados tanto en su niñez como en su vida adulta. Fresco, de lectura rápida y ligera que junto con un lenguaje sin adornos recargados nos permite disfrutar aún de esta novela negra o de humor o de amor o de todo en conjunto como la vida misma.

A propósito, la edición de bolsillo que reseñamos acaba de salir por sólo 8,95€. Nadie da más por menos.

RESEÑA OFICIAL DE LA EDITORIAL

Nochebuena de 2003. El cadáver de un anciano emigrante español es hallado en una cochambrosa buhardilla de Düsseldorf. En España, Clara Rosell, una mujer madura que trata de abrirse camino como periodista tras años dedicada al cuidado de sus hijos, lee el suceso en un diario y recuerda los años en los que ella y su familia vivieron la emigración en Alemania. En ese momento siente la necesidad de investigar y escribir para su periódico la historia del anciano y las dudosas circunstancias de su muerte. Para conocer todos los detalles que rodean la extraña muerte, Clara viaja a Düsseldorf. Y lo hace acompañada, pues considera que su investigación sólo será eficaz si la hace junto a Héctor, el hijo que, por motivos desconocidos, el emigrante abandonó cuando era un niño. Héctor y Clara se ven envueltos en una aventura que nunca antes hubieran imaginado. Al mismo tiempo que van derribando el muro de silencio erigido en torno a la figura del anciano, surge entre ambos una inesperada pasión que pondrá en peligro la apacible monotonía de su madurez.

Ficha del Libro

Título: Días de menta y Canela |Autor: Carmen Santos | Editorial: Plaza y Janés | Páginas: 424 | Precio : 8,95€

1 comentario en «Días de menta y Canela – Carmen Santos»

  1. ¡Me ha gustado mucho! Una novela muy entretenida e interesante sobre la realidad de los emigrantes españoles que marcharon a Alemania durante la década de los sesenta, amenizada con dos historias paralelas de amor muy intensas: una que duró toda una vida y otra que sólo puede durar cuarenta y ocho horas.

    ¡Recomendable!

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