La tierra del viento de JOSÉ JAVIER ARIAS ARTACHO

A finales del siglo XIX, durante los últimos años de la Inglaterra victoriana, una joven muchacha se ve abocada a viajar hacia los confines del mundo después de quedar huérfana. Se trata del sur de Argentina, casi el último puerto habitado antes de alcanzar la Antártida. De Ushuaia, aquel pequeño y lejano enclave fundado por los misioneros anglicanos, solo sabe de asesinatos de colonizadores a manos de sus indígenas, pero también de la construcción de un poblado rodeado de una belleza tan inesperada como desconocida. Sophie Collinwood acabará aceptando su destino, incluso la posibilidad de casarse con un hacendado inglés para hacerse cargo de la educación de su hijo. Sin embargo, la hacienda de Daniel Summer y su familia parece haber enterrado un misterio que a ella se le irá manifestando poco a poco, en silencio, hasta que la muchacha llegue a comprender que su vida está en peligro.

Londres victoriano, 1895. Al morir su madre, la joven Sophie Collinwood se ve obligada a dejar su Inglaterra natal para viajar a los confines del mundo.Tras una travesía extrema llega por fin a Ushuaia, en el sur de Argentina,unos de los últimos puertos habitados antes de alcanzar la Antártida.Enclavado en una naturaleza tan espléndida como agreste, Ushuaia se presenta comouna tierra de oportunidadespara los primeros colonos anglicanos, pero también comoun lugar peligroso en el que la convivenciacon los indígenasy los nuevos moradores es tensa.

Condicionada por su difícil situación económica, Sophie se ve obligada a aceptar un matrimonio de conveniencia con Daniel Summer, un tipo hosco que dirige una hacienda que comparte su madrastra y hermanastra. Sophie pronto se apercibe de que la familia oculta un secreto y que hará lo imposible por mantenerla al margen del mismo. Por fortuna, la joven tiene el apoyo de la familia indígena que trabaja en la casa, así como de Eduardo Ariza, un joven español que también decidió poner tierra de por medio y dejar su pasado para rehacer su vida en estas vírgenes tierras.

Su decisión de ayudar a la joven inglesa pondrá en marcha el destino de ambos. Oculta entre las sombras de aquella hacienda se esconde una verdad tan inesperada como peligrosa.

Javier Arias Artacho recrea con fidelidad histórica una época de cambio en la que el viejo mundo está cediendo el paso a uno nuevo. Colonos, científicos, misioneros y buscavidas tratan de hacerse un hueco mientras la población autóctona trata de preservar sus raíces y costumbres, a la vez que abre con curiosidad la puerta a las novedades que traen esos nuevos moradores.

Arias Artacho coloca en este rico entorno a su heroína, una joven que sabrá adaptarsea su nueva vida a pesar de todos los contratiempos. Quien, aun determinada por sus condiciones y su papel de mujer del siglo XIX, sabrá luchar por sus ilusionesy deseos. Conocerá el odio, la envidia y los celos, pero también el amor, la lealtad y la amistad.

La tierra del viento es una novela emocionante de principio a fin, tramada con suspensey enun momento histórico interesantísimo.Además, se trata de un relato que nos invita adescubrir unos parajes de belleza extrema.

EL LONDRES VICTORIANO

El Londres victoriano en el que crece Sophie es el corazón de un país que ha sido una potencia mundial,peroqueempieza a sufrir los estragos de la Gran Depresión.  A pesar de ello, Londres sigue siendoel epicentro del comercio y las exportaciones van en aumento.

“Desde allí pudo divisar el trasiego del Támesis, con sus vapores de cabotaje, sus barcazas cargadas de carbón y algunos veleros oscilando sus mástiles. Londres era el ombligo del mundo, ondeando las banderas variopintas bajo las que se transportaba todo a todas partes.”

Sophie deja su Inglaterra natal y se embarca durante dos meses destino a Tierra del fuego.

USHUAIA, 1895: EL ÚLTIMO CONFÍN DEL MUNDO

Tras una travesía extrema, el barco naufraga, pero Sophie logra sobrevivir. La tierra a la que llega es imponente: “Con el tiempo, Sophie descubriría que Ushuaia era un enredo de colinas boscosas, pastizales y arbustos entre el mar y una muralla verde de cumbres erizadas. Una región protegida por el aullido del viento y preñada de pequeños lagos y arroyos. Entonces tuvo la sensación de que aquel lugar era el olvido. Desoladamente verde, hermoso y frío…”.

Ushuaia -bahía profunda en la lengua autóctona y donde transcurre gran parte de la novela- es una zona protegida de los vientos, rodeada de imponentes montañas boscosas,  apta para la agricultura y con fácil acceso a la salida del canal de Beagle.

Sophie llega en una época en la que estos parajes, aún siendo vírgenes, están a punto de cambiar. En ellos empiezan a asentarse las bases del futuro: la fundación de Ushuaia, la vida de los primeros colonos…

LOS HABITANTES DE ESAS TIERRAS REMOTAS 

Sophie entabla amistad con una familia de yaganes que trabajan en la hacienda de su marido. En especial con Lakuta, una mujer indígena que le abre la puerta a la cultura y costumbres nativas. También contará con el apoyo del español Eduardo Ariza, llegado a estas tierras en busca de suerte después de tener que huir de Madrid.

Los yaganes eran los hombres más australes del mundo. Vivían en las orillas del archipiélago de islas del sur de Tierra del fuego y eran buenos marinos.

Tras la llegada de los primeros colonos, algunos de los yaganes fueron evangelizados y pasaron a formar parte de la nueva comunidad, mientras que otros decidieron mantenerse al margen y seguir viviendo según sus costumbres.

Aunque estas tierras ya se habían sondeado décadas antes (entre otros por Charles Darwin), fueron los miembros de la Sociedad Misionera Patagónica los primeros en hacerse un sitio en ellas.

Además de la población autóctona y los miembros de la Sociedad Misionera Patagónica, a Tierra del Fuego llegaron nuevos estancieros, buscadores de oro, aventureros y cazadores en busca de ballenas, focas y pingüinos.

Javier Arias recrea con viveza describe con rigor histórico la convivencia entre unos y otros, la vida cotidiana en este asentamiento incipiente.

LA PROTAGONISTA: SOPHIE COLLINWOOD, UNA HEROÍNA DE LA ÉPOCA 

“No siempre se puede elegir”

Sophie se ve abocada a un matrimonio de conveniencia que le permite sobrevivir económicamente.  Sabe que está atrapada, pero lejos de resignarse logra mantenerse fuerte y sacer el máximo provecho de la experiencia trabando lazos con la población indígena y trabajando en la hacienda: aprenderá a labrar, a cuidar del ganado y a esquilar. Aunque es una mujer encorsetada por las convenciones sociales del momento estamos anteuna heroínacon carácter yque afronta con valentía lo que le depara la vida.

LAS PRIMERAS EXPEDICIONES CIENTÍFICAS

Hasta el siglo XIX, la Antártida era un territorio virgen con aura de inalcanzable. El mar de Weddell, temido por balleneros y aventureros, suponía un abismo y las tierras, cubiertas de hielo, se consideraban hostiles. Pero la curiosidad científica empezó a cambiar en esa época y la Antártida pasó a debatirse en los congresos. El interés por la misma llevó a los países a financiar expediciones científicas a esa zona. Querían asentar observatorios meteorlógicos, descubrir su potencial.

Javier Arias Artacho se inspira en hechos reales -los acaecidos a una expedición sueca entre los años 1901 y 1903- para describir la expedición del White Sea de la que Eduardo Ariza formará parte. De su mano conoceremos el día a día de los miembros de dichas expediciones.

“El 12 de marzo de 1896 habían conseguido levantar la cabaña. Eduardo había trabajado más de dieciséis horas diarias junto a George Bell, un veterano carpintero, quien con Thompson, Aubrey, Lekker y el biólogo Eric Wheler permanecería allí durante la estación oscura, rodeados de hielo y vientos huracanados.

Luego descargaron el avituallamiento: dos trineos, tiendas de campaña, sacos de reno, edredones, cuerdas Alpine, lámparas, cuchillos, arneses, esquís, picos, materiales de cocina, keroseno, fósforos…”.

En La tierra del viento Javier Arias Artacho invita a viajar por una inmensidad salvaje y desolada de gran belleza; a descubrir la vida de unos seres que, desafiando los peligros de esas tierras vírgenes, decidieron asentarse en ellas o investigarlas en nombre de la ciencia.  Y de la mano de Sophie, su protagonista, el autor perfila la vida de las mujeres de la época, así como aporta el contrapunto sentimental a esta emocionante novela de aventuras y suspense.

BIOGRAFÍA DEL AUTOR

Javier Arias Artacho nació en Barcelona en 1972 aunque creció en Argentina, su país adoptivo.Es licenciado en Filología Hispánica y compagina su tiempo entre la docencia, la literatura y su familia. Está casado, tiene tres hijas y reside en Valencia.

Su trayectoria como escritor cuenta con novelas históricas que recibieron el elogio de lectores ycríticos, así como también de obras juveniles bien reconocidas en el mundo de la educación.

Sus trabajos más conocidos son Eitana, la esclava judía, El general maldito, Argentina, un sueño extinguido,La sombra de Masada, Náufragosy No cierres los ojos. 

ENTREVISTA CON EL AUTOR

La tierra del viento tiene como escenario Ushuaia un lugar de resonancias evocadoras, desconocido para la mayoría de los lectores. ¿Por qué la elegiste? 

En primer lugar, porque siempre tuve una vinculación especial con Argentina. Crecí allí y conocía la belleza y el exotismo de aquel rincón del mundo. Sinceramente, nunca estuve en Tierra del Fuego, pero me hice mayorescuchando aquellas historias que hablaban de la existencia de aquel último confín del mundo, donde la presencia del hombre civilizado no llegaría hasta avanzado el siglo XIX. Siempre me han sobrecogido las narraciones llenas de épica y los lugares que son idóneos para ello.

Así nació mi interés por aquel escenario lleno de peligros, naufragios y civilizaciones desconocidas.

Para documentarte, ¿viajaste por esos parajes? Háblanos un poco de tus vínculos con Argentina.

Mis padres me trajeron de Argentina cuando tenía 16 años. Allá quedaron amigos, familia y un profundo desarraigo que me ha movido a escribir desde entonces. Es por ello que, siempre que puedo, vuelvo. He estado regresando a Argentina desde muy joven, y luego también con mi mujer y mis hijas. Aquella tierra es mi casa y así me siento cuando llego a Buenos Aires. Justamente con ellas llegué hace unos años hasta Calafate, al sur de la Patagonia, a apenas unos mil kilómetros de Ushuaia. Sin embargo, como comentaba antes, nunca pisé el escenario de mi novela, sino que tuve que documentarme para poder dibujar aquel mundo tan lejano. Ojalá que la publicación del libro en Argentina pueda llevarme allí en algún momento.

Tu novela aborda una época y unos parajes que aún siendo vírgenes están a punto de cambiar, en ellos empiezan a asentarse las bases del futuro: la fundación de Ushuaia, la vida de los primeros colonos, los roles de los hombres y los de las mujeres… ¿Fue por ello que elegiste el siglo XIX? 

Me situé en ese período porque había muy poco documentado con anterioridad. El exotismo y la aventura de este primer momento estaba cargado de un atractivo tan especial como el que pueden sentir los que hoy sueñan con colonizar Marte. Estamos hablando de llegar a donde nadie llegaba, de proezas humanas que hoy minimizamos, pero que han conducido a aventuras como la del Polo Sur, solo comparables con la llegada del hombre a la luna. Llegar hasta Ushuaia no fue fácil y yo tenía sumo interés en que mis lectores sintieran el sabor de aquel desafío y pudiesen recrear un mundo perdido donde se daban todos los ingredientes necesarios para contar mi historia.

También describes el encuentro entre la población autóctona con esos nuevos moradores. ¿Cómo conviven unos y otros hoy día?

Apunto en la novela lo que significó la llegada de los colonizadores a Tierra del Fuego. Con ellos no solo llegó la civilización, sino también las enfermedades que diezmaron a los aborígenes. Los misioneros anglicanos llevaron la fe, pero, con ella, abrieron las puertas al fin de una cultura que, tarde o temprano, habría de enfrentarse al mundocivilizado, si me permites llamarlo así.Hoy en día, los supervivientes, están integrados a la moderna cultura fueguina y hay una mezcla racial, pero podríamos decir que, esencialmente, nuestra civilización acabó con los yámanas o yaganes. Desde nuestra mirada de hoy, nos parece inconcebible las condiciones de vida que tenían estas tribus. Es tan increíble como interesante. Hoy, los pocos descendientes que quedan ya nunca podrían vivir como sus antepasados.

Te adentras en el mundo de las primeras expediciones científicas, ¿podrías ahondar en ellas? ¿Cuánto hay de real? 

El siglo XIX fue un siglo de grandes descubrimientos. El afán romántico por descubrir lo desconocido llevó a los europeos a límites insospechados. Y el sur del mundo era un territorio virgen, lejano y completamente adictivo para los hombres sedientos de aventuras. En este sentido, alcanzar la Antártida se convirtió en una obsesión que solo se hará posible después de cientos de incursiones de navíos europeos. No fue un proyecto puntual, sino que fue la suma de experiencias y fracasos las que fueron forjando el sueño antártico. En el caso de la expedición que narro en La tierra del viento, me baso en una experiencia real, pero que sucedió de otra manera, claro, y algunos años después, entre 1901 y 1903, con una expedición sueca que puso en marcha la construcción de una cabaña en la isla Cerro Nevado, Bahía Esperanza e isla Paulet.

Los pasajes en los que describes las duras condiciones marinas son tan vívidos que se diría que has pasado por ellas. ¿Te embarcaste por la zona y sufriste de travesías complicadas? 

No, desde luego que no. Lo que hice es leer sobre expediciones antárticas, descripción de paisajes, documentales y mucha imaginación y pasión por vivir aquello que escribía. Tenía especial interés en que el lector llegase a experimentar lo que podría haber sido un viaje al sur del mundo. Es un elogio lo que me dices porque no hay mayor anhelo para un narrador que conseguir que su público disfrute con la lectura, más allá de que uno haya o no conocido aquellos lugares.

Otro pilar interesante de la novela es el papel de la mujer en ese momento. Háblanos de tu protagonista,  Sophie Collinwood.

Sophie es una mujer inglesa con una buena formación, sin embargo, por familia y condición, su máxima aspiración será la de ser institutriz o bien casarse para obtener un futuro favorable. Juzgar a una mujer con la mirada del siglo XXI es erróneo y absurdo. A ella, a su madre y a muchas otras mujeres de entonces, les hubiese gustado tomar otras decisiones, pero creo que debemos juzgarla por las que toma en aquel contexto. Con la muerte de su madre, su situación de orfandad .

la obligó a aceptar un trato que hoy quizás nos parecería aberrante, pero que para ella constituyó su mejor opción. No obstante, no observamos docilidad y resignación en nuestra protagonista, sino todo lo contrario. Desde sus posibilidades, ella siempre buscará mejorar y luchar por ella y por los que quiere. En este sentido, creo que su esencia coincide con la de cualquier mujer valiente de hoy en día.

Tu próximo libro, ¿será también una novela histórica? ¿Nos rencontraremos con Sophie y Eduardo? 

No me gustaría que me asociaran solo al género de novela histórica. De hecho, esta novela ya es una transición en mi trabajo. Lógicamente es histórica, pero también tiene elementos de novela de intriga, de aventuras y landscape. Para mí, un escritor debe estar abierto a diferentes registros y, aunque se pueda sentir más cómodo en uno que en otro, debe ser capaz de superarse cada vez y buscar sorprender al lector con nuevos desafíos. Pues bien, solo puedo avanzar que mi siguiente novela no será histórica, pero sí de trama y suspense. Me parece prematuro adelantar detalles sobre ella.

Háblanos de tu trayectoria literaria hasta la fecha. Has escrito también para jóvenes, ¿es más difícil que hacerlo para adultos?

Soy profesor de Lengua y trato con alumnos de la ESO y Bachillerato, y por ello tengo abierta esta faceta. La novela juvenil bien escrita en ningún caso debe ser inferior a la de adultos, simplemente que hay que poner atención en otros aspectos que interesan más a los jóvenes. Como decía anteriormente, me considero un escritor polifacético y mi objetivo es escribir historias que calen, que lleguen hondo a quien las lea. Cada una de mis anteriores novelas tenían algo especial, algo que las hacía originales, o al menos así lo he intentado. Conseguir llegar a los jóvenes es un desafío aún mayor, sobre todo porque no me gusta escribir por escribir, sino intentando dejar huella, y con ellos nunca se sabe. Están acostumbrados a historias corrientes, de éxito fácil y yo intento huir de las historias trilladas y que son un remix de muchas otras. Me gusta que los interpele y los ayude a crecer. En fin, evidentemente, mi labor docente marca mucho mi vocación de escritor.

¿Para entender nuestro presente, debemos ahondar en el pasado?

Sin lugar a dudas. Incluso los errores que volvemos a cometer a veces son por haber olvidado de dónde venimos. Esto es lo hermoso de la historia: que nos devuelve al pasado como si pudiésemos estirar la mano y alcanzarlo como si atravesáramos un velo, entonces siempre acabamos sorprendiéndonos con los parecidos que tiene a nuestro presente.