El té de las progenitoras de Elizeth Schluk

El té de las progenitoras es una interesante y curiosa novela que hará las delicias de quienes gustan de historias que se remontan en el tiempo y cuentan con personajes vivos e inquietos. Sobre todo de personajes femeninos, pues todas ellas, las progenitoras y las que toman el té juntas, cuentan con un  pasado que marca su circunstancia y propende a un futuro que va quedando en suspense hasta que la autora lo cuadra finalmente.

Partiendo del origen de una de ellas, Carmela, niña huérfana acogida en el Hogar de la Divina Caridad, en 1948,  la autora Elizeth Schluk va tejiendo una pléyade de personajes femeninos en torno a ella. Así, Sara será quién la adopte y Raquel quien la ampare admitiéndola en su casa como ama de llaves. Precisamente será en casa de una de las hijas de Raquel, Dolores, donde se desarrollará medio siglo después ese té que da título a la obra, en el que la siguiente generación confluirá con unas mujeres con mucho que conversar y también mucho que callar.

A medida que la autora va pintando a cada personaje va a su vez describiendo el fin del siglo pasado en cualquier ciudad de cualquier país, pues esta obra no tiene localización concreta. Dato este que permite a la lectora o al lector sentirse identificada con sus personajes y su época al margen de su ubicación u origen. Las situaciones empleadas son comunes y cualquier persona que haya vivido los últimos años del siglo pasado no tendrá problemas en hacer suyas las pesadumbres y alegrías de las siete mujeres reunidas en torno al té.

Al principio indicábamos que es una novela curiosa. La razón es su estilo. Elizeth Schluk narra con un estilo directo, casi periodístico las vicisitudes de sus abundantes protagonistas. Sin embargo es capaz, pese a esa franqueza y a la ausencia de grandes descripciones, de encandilar y emocionar al lector, quien precisamente ve que la autora ha quitado la paja que le otorgarían muchas más páginas en pro de una lectura tan ágil como emotiva.

El clímax va creciendo en su lectura y aunque pueda parecer que se pierde por muchos recovecos es capaz la autora de recoger todos los cabos sueltos y acabar de unirlos en un final redondo que dejará un magnífico sabor de boca en todos aquellos que se acerquen a ella.

Sin duda una obra que propende al placer de la lectura y que no defraudará a quiénes gustan de personajes femeninos con jugosas vidas que contarnos.