Mar Blanco. Claudio Giunta

“Al principio se ve una mancha negruzca y alargada en movimiento. 
      Hay que esperar unos segundos: un fogonazo, un temblor brusco de la cámara y la película se vuelve más nítida. La mancha es una larguísima hilera de personas, hombres y mujeres con las bolsas de la compra —uno piensa en bolsitas de nailon, después se acuerda de que en esas fechas no es posible—, vigilados por otros hombres y mujeres vestidos de civiles, fusil en mano. Todo el mundo sonríe, vigilantes y vigilados. Luego se ve a otra gente que baja de una barca, solo hombres en esta ocasión, encorvados bajo el peso de cestas y fardos que cuelgan de sus hombros. Alguien mira a la cámara, pero ahora nadie sonríe. Y todos, los hombres, las mujeres, los guardias, pasan a través de una verja coronada por una inscripción en cirílico. Dentro, en una explanada enfrente de un edificio oscuro y alargado que podría ser un dormitorio, están todos en fila y se numeran. Uno por uno, se giran hacia el vecino de su izquierda, dicen algo —la película es muda, pero está claro que cada uno de ellos dice un número o un nombre— y luego le toca al siguiente”.

Esta vez han sido cuestiones personales las que me han llevado a mi lectura. Básicamente, mi relación personal con la zona en que se ambienta es lo que provocó que no me pudiera resistir. Así que hoy traigo a mi estantería virtual, Mar Blanco.

Estamos en las islas Solovetsky, en el mar Blanco, un lugar con una historia relacionada con monjes y gulag que ahora recibe ayuda de voluntarios a través de la Unesco para reconstruir su monasterio. Hasta allí llega el mediocre periodista italiano Alessandro Capace acompañado de Julia, una mujer que lo deslumbró en su juventud con la que se volverá a poner en contacto para que le haga de intérprete, para investigar la desaparición de tres jóvenes florentinos.

El monasterio Solovki. Islas Solovki, lo que fuera archipiélago gulag

Capace es el narrador y absoluto protagonista de esta novela. Es un hombre en la treintena que quiso ser escritor y luego fue gran promesa del periodismo pero que ahora se mueve en la mediocridad. Su vida es mediocre con un matrimonio fracasado, un hijo que no termina de despertarle ese instinto paternal que ve en otros, y no demasiadas ganas de tomar las riendas de su vida y su futuro. Quizás por eso no le importa viajar hasta Rusia acompañado de la que fuera belleza de su universidad. El caso es que se alza poco a poco como un gran protagonista en una historia que tiene mucho de misterio pero que va más allá de ello mostrando al lector el trabajo de un periodista. Y no lo hace al modo de un héroe que se deja la piel, Capace no es así, él es un hombre que no tiene pudor al documentarse de forma creativa y añadir dos fotos de google. Sin embargo, y tal vez porque los tres desaparecidos le rondan en años y son de su misma ciudad, se siente cada vez más atraído por el misterio de la isla y la desaparición de Enrico, Fabio y Francesco, y se sumerge ayudado por un cuaderno de notas, en la oscura historia local. Descubriremos así a personajes entrañables como Valentín, a los caciques locales que dominan la isla, veremos un vestigio de la historia soviética más triste y también nos dejaremos arrastrar por la investigación que realiza.
Capace es un personaje que crece a medida que avanza la historia, que se confunde y no oculta sus imperfecciones e inseguridades, pero que de algún modo se sentirá obligado a llegar hasta el final del misterio pese a que desde las primeras páginas sabemos que no tiene esperanza alguna en encontrar a los jóvenes con vida. Quizás sea eso unido a que las autoridades tanto locales como internacionales, no parecen dispuestas a investigar mucho, lo que le impulsa más allá de lo razonable. Y a nosotros con él.

     Mar Blanco es una buena novela, entretenida y bien estructurada cuyo argumento difiere de los habituales en las novelas de misterio que podemos encontrar en este momento en las librerías. El autor cuida mucho los detalles y, pese a lo exótico de la ambientación, no aburre con largas descripciones ni con avalanchas de datos en un intento de demostrar una extensa documentación. Me ha gustado, seguiré la pista de Claudio Giunta.

Y vosotros, si podéis elegir ¿os gustan los libros que se ambientan en parajes que conocéis o en otros lejanos y diferentes a vuestro entorno?

 

Por: Entre montones de libros