Visitation Street de Ivy Pochoda

Lehane ha sido el culpable de que yo me acerque a esta novela. Hoy traigo a mi estantería virtual, Visitation Street.
Dos jóvenes, June y Val, se adentran en la bahía una calurosa noche subidas a una balsa hinchable. Se aburren, están en esa edad intermedia en la que ni son niñas ni mujeres y esa excursión clandestina será su acto de rebeldía. Algo sucede ya que una de las jóvenes es encontrada en la bahía, casi ahogada, mientras que la otra, al igual que la balsa, desaparecen.
Visitation Street es una novela de poso triste con un regusto a Mistic River que pronto nos desvela por qué a Lehane le gustó tanto. Nos sitúa en Red Hook una pequeña zona portuaria de Brooklyn que está sucia y en franca decaída. Pero no es decadente de ese modo romántico con el que podemos mirar determinado tipo de casas antiguas y ciudades que han sobrevivido a guerras… eso no es Red Hook, las calles que Pochoda nos presenta son sucias y oscuras, con un poso triste que comparten todos sus habitantes. Jóvenes y viejos parecen tener todos una mirada de derrota incluso antes de haber tenido la oportunidad de vivir. Por eso la balsa a la que suben las chicas es rosa, por eso su excursión es visto, sobre todo a medida que avanzamos en la historia, como una nota de color discordante en ese entorno gris, y quizás, nos planteamos, por eso no se les permitió llegar a buen término. Como si nada pudiera florecer en esa parte de Brooklyn llena de aguas estancadas y bares mugrientos. Apestando a sudor. Así son las calles en las que se desarrolla la acción.

“El verano es una fiesta para el resto. Pertenece a los modernillos recién llegados, con sus bambas hechas polvo y sus vaqueros manchados de pintura, entrando y saliendo del bar de la esquina. Perteneces a esas familias puertorriqueñas cpn bandejas de comida envielta en aluminio que envían señales de humo al aire y también a esos ancianos que hay delante del edificio de Veteranos de Guerras Extranjeras sentados al fresco para ver pasar al vecindario.
Las dos chicas yacen en la cama de Val, cuya habitación está en la segunda planta de la casa de sus padres en Visitation.”

Una acción que la autora nos presenta en las primeras páginas. Contra todo pronóstico, la joven que desaparece es la más calmada, y no tardamos en temernos lo peor. Pero si lo que buscamos es una buena novela policiaca en la que lo importante sea el misterio, ya nos podemos ir olvidando. Visitation Street es una novela de personajes. Aquí lo importante es que vayamos conociendo a cada uno de ellos, que los acompañemos y revivamos sus secretos. Poco a poco nos vamos adentrando en esta comunidad, en la que todos parecen tener relación con todos. Todos conocen a las chicas, todos tienen secretos. La autora busca un movimiento de vaivén entre ellos y no duda en usar un lenguaje de esos que ahora se dicen poéticos pero que, en este caso, me ha la sensación de que es un ejercicio de estudio. Porque nada es casual en la novela: ni el recuerdo a Mystic River, ni los clichés desperdigados lentamente a lo largo de sus páginas, ni la moralidad que no la moralina que desprenden sus palabras. De este modo, Pochoda articula una novela de género sobria que se deja leer pero no destaca. El lector no puede evitar la sensación de argumento manido, de historia ya conocida, y termina por dejarse llevar por la novela con una cierta desgana.
Siendo justos, Visitation Street es mejor libro que muchos de los títulos de género que podemos encontrarnos en las mesas de las librerías. Sin embargo, no consigue esa chispa de entusiasmo necesaria para conectar con el lector.
Fuente: Entre montones de libros