La leyenda de la isla sin voz de Vanessa Montfort

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La leyenda de la isla sin voz, de Vanessa Monfort (ed. Plaza & Janés, 2014) es una fábula histórica que mezcla realidad y ficción en una trama que tiene como protagonistas a Charles Dickens y a una oscura y turbulenta isla que sirve a la autora como metáfora de la lucha contra las injusticias de una sociedad que margina y abusa de los más débiles y del poder de la literatura y la imaginación para dar esperanza y ofrecer redención.

La novela es un homenaje a la obra y la persona de Dickens, en palabras de la autora “un liberal convencido: un filántropo obsesionado por las desigualdades sociales que luchó por cuestiones tan de actualidad como la ley de propiedad intelectual”. En una sociedad que fue capaz de las mayores libertades políticas y sociales contrasta las formas de esclavitud que nos legaron y cuyas consecuencias llegan hasta la actualidad. Solo Dickens y la periodista Nellie Bly se atrevieron a señalar los niveles de inhumanidad e injusticia alcanzados y Vanessa Monfort se propone homenajearlos en esta novela y revisar la obra de Dickens en una época en la que “vivimos tiempos dickesianos” y quiere ofrecernos un rayo de esperanza.

Monfort escoge la isla de Blackwell, hoy Roosevelt Island, situada a tan solo unos metros de un Manhattan “en el que comenzaba la era que quizás hoy estemos viendo terminar: la del liberalismo, la del capitalismo” y que califica como “uno de los secretos mejor guardados de Nueva York”. En su interior sitúa una pequeña sociedad de desposeídos, marginados por la sociedad, un cuadro desolador en el que, según afirma la autora, lo importante no es tanto si ocurrió realmente como si podría haber ocurrido, a lo que yo añado que aún más significativo e inquietante es preguntarnos si puede seguir ocurriendo.

La novela comienza en el año 1867 con Dickens viajando a su añorada Nueva York, en la que estuvo veinticinco años antes y donde vivió la aventura más apasionante de su vida, una aventura que se comprometió a no escribir jamás en ninguno sus libros. El escritor regresa para hacer las paces con el país y para cumplir una promesa. Encontrará a dos personas a las que considera las indicadas para ser destinatarias de su gran historia no revelada.

De esta forma asistiremos al relato de su viaje a Nueva York en el año 1842, donde llegó junto a su mujer Kate para iniciar una gira durante seis meses por Estados Unidos. Convertido ya en un novelista célebre a pesar de su juventud y escondiendo un secreto sobre sus orígenes que, de revelarse, podría acabar con su carrera literaria en su país, Dickens recibe una misteriosa carta que le obsesionará desde su llegada a América: “Todas las islas guardan un secreto o un tesoro. La Isla sin voz guarda ambas cosas.”

Conseguirá permiso para visitar la isla de Blackwell, calificada por su informador anónimo como “La Isla sin voz” donde descubrirá un tenebroso lugar que alberga un manicomio, una prisión, un asilo y un orfanato cuyos ocupantes forman parte del “basurero humano de Nueva York”. Enfermos infecciosos que no tienen cura, locos no recuperables, pobres más pobres, huérfanos que nadie quiere. El panorama resulta desolador y Dickens se las tendrá que ingeniar para descubrir quién le ha enviado la carta, qué propósito tiene, cuáles son los secretos que esconde la Isla y, algo que parece imposible, cuál es su supuesto tesoro.

Acompañado de la enfermera Anne, una joven ingeniosa, ocurrente y compasiva, también marcada por su pasado, tendrá que lidiar con la cruel enfermera jefe y el implacable señor Scraugh, director del manicomio. Dickens se implicará con los habitantes de la isla y trazará un plan para darles voz y devolverles las ganas de soñar a través de una historia en la que ellos se convertirán en protagonistas y que será el germen de la obra más conocida de Dickens.

La leyenda de la isla sin voz es una historia de redención, esperanza y amor, una fábula sobre la lucha por la libertad y los derechos de los más necesitados, donde la dignidad del ser humano brilla por encima de la hipocresía, crueldad e indiferencia de una sociedad injusta y cruel.

 

 

Reseñado por Miguel Ángel Gómez Juárez

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Escrito por Vanessa Montfort

Vanessa Montfort es novelista y dramaturga. Reside en Madrid desde la infancia, pero está unida a Nueva York por su familia y por sus afectos. Es autora de las novelas El ingrediente secreto (Premio Ateneo Joven de Sevilla, 2006) y Mitología de Nueva York (Premio Ateneo de Sevilla, 2010), asimismo ha recibido el Premio Nacional Cultura Viva 2009 al autor revelación del año y la Orden de los Descubridores de la Universidad de St. John de Nueva York.

Ficha técnicaPLAZA & JANÉS

Páginas: 432 PVP: 18,90€

Nueva York, enero de 1842: la tenebrosa isla de Blackwell es uno de sus secretos mejor guardados. Ubicada en el East River frente a Manhattan, es conocida por albergar un temido manicomio, un penal, un asilo y un orfanato, el “basurero humano” de la ciudad más poblada del mundo que en ese momento aún sueña con su estatua y sus rascacielos.

Un joven escritor inglés llega a Nueva York: Charles Dickens tiene sólo treinta años pero ya se ha convertido en el novelista más célebre de su tiempo. Viaja para encontrarse con sus contemporáneos Washington Irving y Edgar Allan Poe, sin embargo al llegar a su hotel recibe un misterioso anónimo que le invita a visitar la isla de Blackwell. Allí será recibido por las oscuras autoridades de La Isla y por la enfermera Radcliffe, una joven comprometida y soñadora, que será su compañera en esta aventura.

Poco a poco se irán desvelando las peligrosas tramas de corrupción y crueldad de Blackwell y por qué, en una de las primeras fotografías de la época, el escritor aparece rodeado de un variopinto grupo de reclusos, huérfanos y locos que se atrevieron a soñar con la libertad, a pesar de estar confinados frente a la ciudad que se convertiría en su símbolo. Los protagonistas de una era que finaliza en nuestro siglo y que hoy cobra más actualidad que nunca.

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