Isaac Bashevis Singer y su literatura son una de las pruebas que esgrimir sobre la inmensa pérdida que supuso para la cultura y especialmente para la narrativa el holocausto nazi. Singer logró sobrevivir escapando a EEUU desde donde moldeó su obra acoplándola al mundo judío de Nueva York, al grupo de los emigrados que hablaban yiddish y que eran más o menos creyentes. Puesto que su obra junto con él no salió por la chimenea de los campos de exterminio ahora podemos disfrutar de ella como en esta edición de Enemigos, una historia de amor.
La prosa agridulce de Singer crea un personaje realmente curioso, una víctima del holocausto que lográ sobrevivir gracias a la criada polaca que le esconde en un granero hasta que los nazis son vencidos. Puesto que su esposa y sus hijos aparentemente han muerto se casa con la criada para mostrarle su agradecimiento. Una vez en EEUU aborrece a la campesina con la que comparte su vida no tardando en conseguir una amante mucho más acorde con sus fantasías, Masha. El frágil equilibrio que bajo el paraguas de la mentira vive con ambas, se trastocará cuando el pasado llame de nuevo a su puerta.
Singer construye al personaje de Herman, sus anhelos y carencias con una maestria excepcional. Sin ser esta una de sus mejores novelas, el tratamiento de este hombre es de los más completos de su carrera. Herman está traumatizado por los años pasados en el henil, es incapaz de retomar su vida con cordura, se siente perseguido, y en esa huida hacia delante comete abundantes errores. Es un impostor nato, trabaja como negro para un rabino (otro impostor) escribiéndole sermones, artículos y libros, pero a su mujer polaca le hace creer que vende libros para poder pasar días libres con su amante en la misma ciudad. Cree tener el control de su vida pero son por un lado su miedo y por otro su afición a las mujeres los hilos que tiran de su marioneta. Su conciencia le grita pero es incapaz de tener algo más que buenos motivos.
El autor polaco ganador del Nobel en 1973 demuestra como el sueño americano se convierte en pesadilla para quienes sólo quieren su parte del pastel, ya que aunque la suerte les sonría, tarde o temprano tendrán que purgar sus pecados.
Abundantes referencias históricas, religiosas y tradicionales completan una obra exquisita que fue llevada al cine por Paul Mazursky en 1989. Lean este libro, es mucho mejor que la película, y mucho mejor que la mayoría de obras nuevas que se han publicado este año.